El primer 'año AVE' podría mover medio millón de viajeros

G.Arce
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Las cinco capitales regionales que tienen conexión de alta velocidad han visto multiplicado exponencialmente el uso del tren y el flujo de visitantes, aunque no han crecido urbanísticamente ni aumentado su población

La estación Rosa de Lima Manzano sigue esperando la llegada de la Alta Velocidad - Foto: Patricia González

La llegada de la Alta Velocidad Ferroviaria a Burgos, anunciada para  2020 por el Gobierno de Pedro Sánchez, supondrá un revulsivo para la movilidad de los vecinos de la capital y de sus visitantes y una oportunidad de oro para sectores estratégicos como la hostelería, el turismo de congresos, el comercio, la industria, la cultura o la educación, siempre y cuando reaccionen a tiempo y se suban al primer vagón del AVE. Aunque, en el caso burgalés, será un desembarco a dos tiempos -la línea siempre estará pendiente de su gran contrapeso: la conexión con la Y vasca (tema que el viernes abordaron los alcaldes de Burgos y Vitoria) y la frontera francesa-, lo vivido en cinco capitales de Castilla y León con la puesta en marcha de esta infraestructura prueba que supone la resurrección del servicio ferroviario, una nueva cultura del viaje por tren y, por extensión, la apertura de todas las oportunidades y retos que atesora la todopoderosa capital de España, que estará a una hora y 35 minutos de distancia de la estación Rosa de Lima.Ha llegado el momento, por tanto, de empezar a diseñar estrategias de ciudad y provincia para el nuevo horizonte que plantean los trenes a 222 km/hora.

De entrada y pese a sus diferencias en tamaño, ubicación geográfica y desarrollo urbano, Segovia, Valladolid, Palencia, Zamora y León vivieron en su momento una auténtica revolución con este tren y experimentaron crecimientos de entre el 30% y por encima del 100% en el movimiento de viajeros en los doce meses posteriores a su llegada, según los datos que manejó Renfe en su momento.

Si aplicásemos estos porcentajes al tráfico de personas que genera la infrautilizada estación Rosa de Lima en la actualidad (286.100 viajeros en 2017), supondría superar con creces las 320.000 personas que registró en su primer año de actividad (el 2009) hasta rozar o incluso superar el medio millón de clientes en servicios de ida y vuelta solo durante el primer año, principalmente con destino a Madrid y, en menor medida, Valladolid y Palencia. Este volumen de movimientos ya implicará de por sí un cambio de ciudad importante que hay que prever y aprovechar.

Modelos a tener en cuenta hay varios. Antes de la llegada del AVE a Valladolid, la estación de Campo Grande movía algo más de 100.000 viajeros al año con destino o procedencia de la capital de España. El 22 de diciembre de 2007, con la puesta en marcha de la línea Madrid-Segovia-Valladolid todo cambió. Un año después, la capital del Pisuerga alcanzó los 411.925 viajeros y en su décimo aniversario superó los dos millones de usuarios.

Segovia no se ha quedado atrás.  La vieja línea a Madrid movía 42.000 personas al año; en 2017, con motivo del décimo aniversario del AVE, se cifraron en 800.000 en servicio Avant y 100.000 más en media distancia.

 

Palencia. La línea de alta velocidad Madrid-Palencia-León entró en funcionamiento el 30 de septiembre de 2015 y en su primer año de actividad rozó los 3,8 millones de viajeros sumando la actividad de sus conexiones con Asturias y Cantabria, así como las interiores de la Comunidad (Valladolid y Segovia). Por lo que respecta a la unión ferroviaria entre la capital palentina y la de España, el número de viajeros se incrementó un 30%, pasando de los 159.000 en 2014 a los más de 207.000 en ambos sentidos un año después, según datos aportados por Renfe.

En la relación Madrid-León ocurrió algo parecido: alcanzó los 514.297 pasajeros en su primer año, lo que supuso un incremento del 56%, 184.744 más que los que se contabilizaban en la capital leonesa sin el AVE. En este aumento se incluyen los 47.000 desplazamientos entre León y Valladolid de trabajadores y estudiantes, principalmente, un tráfico que muestra como una buena comunicación por tren contribuye a conectar las capitales de la región.

Zamora tampoco fue ajena al impacto de la alta velocidad ferroviaria, que llegó a esta ciudad el 17 de diciembre de 2015. La conexión Zamora-Madrid, integrada en el corredor noroeste que comunicará Galicia con la Meseta, alcanzó los 124.988 billetes vendidos en 2016, 63.363 en el sentido Zamora-Madrid y 61.625 que viajaron desde la capital de España a la ciudad del Duero. Los incrementos de viajeros con respecto a la etapa anterior se cifraron en torno al 100%, lo que muestra la magnitud del cambio.

Otro ejemplo lo ofrece la última ciudad regional en incorporarse al tráfico de alta velocidad,  Medina del Campo, que ha visto incrementar en un 167% en el número de viajeros en el último año, de 9.000 a 24.000 en cifras redondas.

 

Tiempos. Detrás de los 3,8 millones de viajeros que mueve la alta velocidad al año entre Castilla y León y Madrid hay reducción de tiempos, variedad de horarios a lo largo de la jornada y un amplio abanico de precios y ofertas, lo que hoy no ofrece la estación Rosa de Lima. Valladolid ha pasado de estar a dos horas y media de la capital de España a unos 55 minutos, Segovia está a media hora. No hay coche que compita con estos márgenes y más, si cabe, cuando la capital de España se está blindando ante el automóvil por la contaminación.

(Información completa en la edición de hoy)