«Sin infraestructuras ni tecnología no hay futuro»

R.P.B.
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Villadiego es el municipio de mayor extensión de la provincia, con 327,96 kilómetros cuadrados, apenas alcanza los 1.500 habitantes

José Carlos Cuesta, que emigró a Bilbao, regresó a Tablada (Villadiego) tras jubilarse. - Foto: Patricia

Ya el cereal va dando su réplica al cielo en la llanura villadieguense entre los verdes profundos y los todavía tímidos amarillos que se van esbozando en la espiga de la cebada. A cuatro kilómetros de Villadiego, capital del municipio más extenso de la provincia de Burgos, en paralelo a una hilera de árboles que delata la presencia de agua -el cauce que llaman Río Grande- está Tablada, una de las treinta y dos pedanías que lo componen.

Están silenciosas calles. Una decena de personas residen hoy en el pueblo. José Carlos Cuesta, 71 años, recuerda cuando era mozo y el pueblo estaba lleno de chavales. Él fue uno de ellos; y como la gran mayoría de estos, cuando creció emigró lejos de allí. Su destino fue Bilbao. Pero su pasión es Tablada, donde nació y tiene una preciosa casa de piedra que está poniendo a punto para el verano: cuida el jardín, cultiva la huerta... No le extraña un ápice que todo el entorno de Villadiego esté en esa ‘lista negra’ del Banco de España. «Para la juventud, vivir en los pueblos es difícil. Aquí es casi imposible que funcione bien la tecnología, por ejemplo, para que pudieran trabajar desde casa como hacen muchos», explica.

Y más cosas: pese a que le encanta estar en su pueblo (se jubiló hace unos años) no se le ocurre empadronarse porque no se puede comparar Osakidetza (el servicio vasco de salud) con el Sacyl. «La diferencia es abismal, allí funciona mucho mejor». Siente nostalgia cuando echa la vista atrás. «Todo eso ha cambiado mucho. Cuando yo era un chaval estaba lleno de vida. Ahora no, esto tranquilidad. Y muchas de las casas que están abiertas son de gente que se ha jubilado y ha vuelto. ¿Pero quién vendrá cuando nos vayamos muriendo?».

Admite, sí, que la vida en el campo es dura. Que los inviernos son largos. Pero que residir en el mundo rural podría ser más llevadero si las administraciones apostaran por hacerlo más habitable. En este sentido, cree que la Junta de Castilla y León podría hacer mucho más. «Podría arreglar lo de la despoblación, pero tendría que apostar e invertir por las infraestructuras y la tencología», remata.