La negociación colectiva en Burgos encara su particular cuello de botella desde hace unos meses. Las previsiones de cierre de acuerdos en 2021 no se han cumplido en sectores claves como el transporte, el comercio o la segunda transformación de la madera, y la agenda de convenios sectoriales a firmar en 2022 viene cargada con ámbitos como limpieza o bodegas y distribuidores. Por si fuera poco, sobre todas las mesas negociadoras pende la enorme presión sobre los salarios de un IPCdisparado, por encima del 5%, y de los cambios en la reforma laboral que se han acordado in extremis antes de Nochebuena.
Las cuentas son abultadas. Sumada la tarea pendiente del año que termina y la prevista para el que comienza, patronal y sindicatos deben negociar las condiciones laborales de la pospandemia para más de 25.300 trabajadores burgaleses y las miles de empresas que les emplean. El escenario, coinciden representantes de los empresarios y trabajadores, es «muy complejo» y «tensionado». Los primeros piden contención y los sindicatos exigen una subida salarial que mitigue la enorme pérdida de poder adquisitivo que están soportando los trabajadores.
(Más información, en la edición de papel de hoy de Diario de Burgos)