Una década de la puntilla al Directo

I.M.L.-A.D.C.
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El 19 de febrero de 2010, un derrumbe hacía descarrilar el último Talgo con pasajeros que recorrió la línea Madrid-Aranda- Burgos, que ahora permanece inhabilitada

El convoy quedaba tendido fuera de los raíles a la entrada del túnel antes de llegar a la estación de Fontioso. - Foto: Florentino Lara

Hace hoy diez años, el Talgo que discurría por la línea del Directo descarrilaba a las 17.30 horas entre las estaciones de Gumiel de Izán y Fontioso. Las consecuencias inmediatas fueron dos heridos leves, el maquinista y uno de los cuatro pasajeros, que fueron trasladados en taxi para que continuasen su viaje. La secuela a posteriori de aquel accidente ferroviario era la supresión del servicio de viajeros por esta línea, lo que se traduce a día de hoy en el silencio del Gobierno central ante las reivindicaciones de reapertura de este corredor ferroviario hacia el sur, con el tapiado del túnel de Robregordo como gráfica respuesta negativa.

La noticia de aquel descarrilamiento se propagaba como un mazazo por el tejido económico y social de la comarca. El que por aquel entonces era alcalde de Aranda, Luis Briones, se enteró por las llamadas de los medios de comunicación "no por canales oficiales" y el pesimismo empezó a sobrevolar las esperanzas de revitalización de la línea. "Supuso un antes y un después en la reivindicación, que se paró de golpe, estábamos pidiendo unos trenes de pasajeros acordes con las necesidades de la zona y, tras el descarrilamiento, se pasó a hacer el viaje de Aranda a Burgos en autobús y, de ahí, a lo que tenemos ahora, nada", lamenta Briones echando la vista atrás.

Durante las semanas siguientes al accidente ferroviario, el pesimismo se instaló en los defensores del Directo. "Entonces pensé que era el inicio del olvido del tren, seguramente les vino bien a los responsables de Fomento para no hacer caso a las reivindicaciones de los arandinos y ribereños", reflexiona Briones, dejando un resquicio a la esperanza. "Algún día se darán cuenta de su error y tendrán que retomar esta vía. Tiempo al tiempo", sentencia.

El recuerdo ciudadano. Las plataformas ciudadanas siempre han tenido un papel muy importante en las reivindicaciones del tren Directo. Incluso antes de su cierre ya existieron varios colectivos, hasta tres con diferentes nombres, que clamaban contra las precarias condiciones del servicio y exigían un mayor mantenimiento y actualización de los trayectos para hacerlos más rentables y así lograr su continuidad. Lo recuerda bien Francisco Cebas. Era miembro de la Plataforma Ciudadana por el Ferrocarril (vigente de 2006 a 2010) el día que descarriló el Directo. Él mismo, justo diez años después, recuerda cómo vivió aquella jornada: "Yo iba a venir de Burgos y un amigo mío también iba a coger el tren a Bilbao. Entonces me llamó y me dijo que el tren había descarrilado, al principio no le creí, pensaba que era una broma. Luego vi que era cierto".

Para Francisco Cebas el descarrilamiento del tren aquel 19 de febrero no fue ninguna sorpresa. "Era una muerte anunciada fruto de la falta de mantenimiento y de vigilancia de la vía. Continuamente se escuchaba: cualquier día va a pasar, va a pasar algo... y así hasta que ocurrió. Al menos no hubo que lamentar ninguna víctima mortal ni graves heridos, pero pudo haber sido mucho peor, porque el tren se quedó a escasos 25 metros de chocar con la boca del túnel", declara el entonces activista. Cebas es muy claro y no se lo piensa a la hora de buscar responsables al siniestro. "Fue un accidente que se produjo por culpa del ministerio de Fomento y de Adif -el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias-, por la falta de mantenimiento y de vigilancia a la que sometían el trayecto", sentencia el ribereño.

Una década después de aquel negro episodio para los intereses del sur de Burgos, Francisco Cebas prácticamente ha perdido la confianza en la reapertura del Directo. "Cada día lo veo más oscuro porque las administraciones no quieren tres líneas abiertas entre Madrid y Burgos. Han entendido que el trayecto es más viable por Valladolid y por Ávila y no han entrado a valorar las distancias. Además, tampoco veo que las instituciones de aquí lo reivindiquen lo suficiente. Después de diez años de abandono, de robos, de deterioro... cada día cuesta más la reapertura", argumenta.

El que mantiene intactas sus ganas por pelear la reapertura del tren entre Madrid, Aranda y Burgos es el presidente de la actual Plataforma por el Ferrocarril Directo, Jorge Núñez. Recuerda que actualmente tienen cuatro vías de actuación abiertas. La primera es la denuncia que próximamente presentarán contra Adif por "desvío de fondos públicos", en relación a los 15 millones no invertidos desde precisamente el año del descarrilamiento. La segunda está en el portal de quejas de la Unión Europea, la tercera la vinculan a la España Vaciada y la cuarta se dirige al Consejo Económico y Social de Castilla y León, aunque aquí están a la espera de un documento del Ayuntamiento de Aranda. Entre reivindicación y reivindicación, Núñez no olvida las que le precedieron y tiene muy presente cómo las administraciones faltaron a su palabra hace ya una década, cuando dijeron, tras el descarrilamiento, que "la línea solo estaría dos meses cortada".

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