El instrumento de los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) ha sido un elemento fundamental para proteger miles de puestos de trabajo durante la crisis derivada de la pandemia. Sin esta herramienta, que recoge el Estatuto de los Trabajadores de 2015, los despidos, al igual que ocurrió durante el 2009, habrían sido multitud. La 'desactivación' de muchos trabajadores no incide en los datos de paro, un hecho que puede llegar a ser engañoso. El Boletín de Coyuntura Económica 2021 que han presentado este viernes Cajaviva Caja Rural y la Universidad de Burgos ha puesto el foco sobre este problema, y asegura que la tasa de desempleo, que a fin de 2020 es del 11,7%, se dispararía al 15,5% si contásemos con los empleados en ERTE.

Los responsables del estudio cifran la caída del Producto Interior Bruto (PIB) durante el año pasado entre el 9 y el 11%, 0,7 puntos mejor que la media nacional pero 0,5 más acusado que el promedio de Castilla y León. De cara al futuro, desde ambas instituciones han reclamado "prudencia" ante la evolución de la pandemia  y esperan que el PIB pueda repuntar alrededor del 5% a lo largo del presente 2021.