No es la única zona de la ciudad en la que se ha dado esta situación, aunque puede que sea el caso más evidente en el casco histórico de la ciudad. La calle San Lorenzo, antiguamente denominada Pescaderías por los numerosos establecimientos que albergaba, era un referente urbano en la alimentación. Llegó a tener cinco carnicerías, cuatro pescaderías y dos charcuterías, además de comercios de otros sectores. La hostelería siempre ha estado presente en la vía, aunque desde hace tiempo se ha convertido en su gran motor y ruta de tapeo preferida por los burgaleses.

La oferta es más que amplia, con 28 locales dedicados a la restauración, a los que en los próximos meses se sumará uno más. Se trata de la apertura de un establecimiento en el número 33 cuyo edificio fue rehabilitado tras años en ruina para acoger seis viviendas y un local, pero que se encontraba sin uso y en alquiler. El proyecto de bar-restaurante cuenta ya con licencia municipal al haberse aceptado el cambio de uso.
Este inmueble está compuesto por planta sótano, baja, tres plantas pisos y bajo cubierta y cuenta con dos patios interiores. Dadas las «inciertas circunstancias actuales del sector», no se actuará en las planta tercera y bajo cubierta pero se dejan preparadas de cara a completar su uso hostelero en su totalidad. Según el proyecto en el sótano se ubicará el ascensor y un almacén, mientras que en la planta baja estará el acceso, la zona de atención al público, dos barras y la cocina. El restaurante ocupará la primera y la segunda planta y se extenderá a la tercera más adelante.

Frente a este elevado número de locales de restauración, en la calle San Lorenzo han quedado solo dos carnicerías, dos fruterías y una panadería, además de una tienda de iluminación y un apartahotel. Tan solo tres locales se encuentran vacíos. ¿Qué opinan de esta transformación quienes están detrás del mostrador o la barra? 

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