La liberación de Guillermo (y la euforia de la afición)

ROBERTO MENA
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Ante el Oviedo jugó su mejor partido como blanquinegro y se quitó un peso de encima. «Estaba tranquilo, aunque era consciente de que cuanto antes llegaran los goles (marcó 2), mejor», comenta el vizcaíno. Llevaba 467 días sin marcar en jugada

La liberación de Guillermo (y la euforia de la afición)

El partido del Carlos Tartiere permitió que Guillermo Fernández pasara de villano a héroe en solo 90 minutos. Llegó al Burgos la pasada campaña para ser un hombre importante, pero una lesión muscular que se alargó en el tiempo, la falta de  continuidad y su escasa aportación realizadora provocaron las críticas del entorno. Los dos goles en Oviedo supusieron su redención.

«Esto es fútbol y hay que entender que cada uno tiene su opinión», responde el delantero vizcaíno, que ha aprendido a encontrar el equilibrio en un deporte lleno de contrastes. «Cuando marcas todo es muy bonito y cuando no lo haces todo es muy feo», señala.

Su último gol en jugada lo hizo con la camiseta del Racing de Santander y se remonta al 11 de julio de 2020. Los dos que logró el pasado curso con el Burgos fueron de penalti. Reconoce que cuando consiguió su primera diana en Oviedo tuvo una sensación de «liberación». «También supuso una dosis de tranquilidad y llegué a pensar que ya era hora», comenta.

Y mañana, a por el Huesca en El Plantío.

(Más información sobre este tema y la actualidad del Burgos CF, en la edición de papel de hoy de Diario de Burgos)