Con la goleada frente al Mirandés B aún en la memoria, la Arandina afronta este próximo domingo una nueva cita en tierras leonesas. Un reto en el que reivindicar unos números crecientes en los últimos partidos tras la llegada de Alex Izquierdo al banquillo (el equipo ha sumado 14 de 21 puntos posibles), pero que, en fría perspectiva, siguen demostrando que la enfermedad endémica esta temporada en la entidad blanquiazul, el gol, se mantiene intacta o, cuanto menos, latente.

No hace falta más que analizar un poco los últimos compromisos arandinos para ser conscientes de ello. Y es que, con la salvedad de la última jornada liguera -la que medía a los ribereños al filial mirandesista y se saldaba con 4-0 local-, cabe decir que, hasta la fecha, la Arandina únicamente había sido capaz de anotar un gol en cuatro partidos. Cifras exiguas para lo que un candidato al playoff debería ofrecer y números que, aunque entendibles por haberse fraguado durante el tramo más duro de curso, no dejan de poner en evidencia que la pegada de los de El Montecillo se ha resentido gravemente esta temporada.

Sin embargo, y a pesar de que los puntos negativos hayan podido limitar la competitividad blanquiazul este año (a destacar queda que el club se ubica como séptimo clasificado en cuanto a realización en liga con 24 goles, tan sólo un tanto por encima de Cristo y Ávila y, con 1,33 por partido, lejos de los 1,88 goles que promedia el Isabel I, peor goleador de los cuatro primeros), hay que mencionar que no todos los registros de esta ‘sequía’ son adversos.

Y no lo son porque, aunque siga costando marcar tras la llegada de Alex, y la mayoría de los goles se hayan logrado a balón parado (incluso tres de los cuatro obtenidos ante el Mirandés B), éstos han repercutido de forma favorable a las prestaciones del club. Tanto, que el equipo ya se encuentra a sólo seis puntos del playoff. Esperanza por la que mantener la ilusión a poco que lleguen refuerzos.