El bus playero vuelve a llenarse

G. ARCE
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Con la llegada del mes de julio, el sábado arrancaba la temporada de viajes veraniegos de fin de semana a la costa cantábrica, servicio que quedó suspendido durante la pandemia por la limitación de aforos y el cierre de las regiones

Bañador, toalla, sombrilla, comida... Y a las 7.30 de la mañana del sábado, al autobús para pasar todo el día en las playas del Cantábrico. - Foto: Alberto Rodrigo

Algo tan sencillo y rutinario como tomar un autobús a primera hora del día para pasar una jornada de playa en las costas cantábricas ha sido imposible durante el último año. Las limitaciones de pasajeros en el interior de los transportes y los cierres perimetrales de comunidades autónomas han impedido este tipo de servicios, tan ligados al verano burgalés desde hace muchos años. Este sábado, amaneciendo el primer fin de semana de julio, volvía a salir el primer autobús playero con destino a Santander, lo que se interpreta como un pequeño paso en la recuperación de la normalidad y la movilidad tras la crisis sanitaria.

En torno a las 7.30 horas del sábado subían los primeros viajeros al bus de Autocares Rámila, provistos con las toallas y sombrillas para disfrutar de las playas santanderinas. Es el primer viaje a la costa de este verano.

Es el arranque muy tímido de una temporada veraniega que prevé tocar las playas vascas y cántabras (San Sebastián, Santander, Laredo, Noja, San Vicente de la Barquera...) a lo largo de los próximos fines de semana de julio y agosto. No es -ni mucho menos- la solución definitiva para las compañías de transporte de viajeros -porque todas no ofrecen este servicio- pero, de alguna manera, sí marca un punto de inflexión en la enorme crisis que arrastra este sector desde el pasado 14 de marzo de 2020.

Los autobuses pueden ir ya al completo de pasajeros (50), lo que posibilita la rentabilidad de los viajes, manteniendo la obligatoriedad de las mascarillas durante el trayecto. El promotor de estos viajes, José Antonio Rámila, de Autocares Rámila y representante de las empresas de transporte discrecional Adibur, matiza que su situación sigue siendo «muy grave» porque han perdido el pasado curso escolar y aún no se han recuperado las excursiones ni los viajes organizados que antes llenaban los coches durante los fines de semana.

Tampoco hay deporte escolar ni desplazamientos para competir -salvo contadas excepciones-, ni viajes de los 60 y solo puntualmente se están dando servicios a los invitados en los desplazamientos de las bodas. «Nos hace falta todavía tiempo para recuperar la normalidad, que arranque el curso escolar, las competiciones deportivas, los viajes y los servicios a las empresas», subraya este empresario, que lamenta la indefensión y el olvido por parte de la Administración con los que sus empresas han abordado una crisis tan extraordinaria y dura.

En principio, todo el sector del transporte de viajeros en Burgos, integrado por una treintena de compañías, ha aguantado el ‘invierno’ de la pandemia y afronta la recuperación de la actividad con esperanza. En el caso de las compañías de servicio discrecional, no han contado con ayudas públicas y la mayoría de ellas se han agarrado a las rutas de transporte diario de trabajadores para sobrevivir.