Sin contacto el violín no suena

P.C.P / I.L.H.
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Cancelan la edición de Crisol de Cuerda, con todas las plazas cubiertas, para no «matar la esencia» del campamento musical de Arlanzón

Participantes en la edición de 2018 de Crisol de Cuerda. - Foto: Patricia González

Sin abrazos, sin risas, sin caricias, sin besos, sin el calor de las familias y de los vecinos de Arlanzón el Crisol de Cuerda se queda marchito como un jardín sin flores. Las medidas higiénico-sanitarias matarían la esencia de este campamento de música y baile, que ha decidido cancelar la edición de este agosto pese a tener todas las plazas reservadas desde hace meses. «No vale la pena», resume la organización, que no se resigna a imaginar un final sin el ya tradicional desfile y baile por las calles de la localidad burgalesa o un día a día con el número de alumnos tasado -esperaban llegar a los 170 participantes de todas las edades- o las clases reducidas a la mínima expresión y tan alejados unos de otros que resulte imposible componer una melodía coral.

«Sabemos que hay otros campamentos similares al nuestro que sí han tomado medidas para poder llevarse a cabo, como reducir el número de asistentes. Pero, haciendo eso, el resultado no sería el Crisol que todos queremos y esperamos cada año», explican desde la organización de esta escuela de verano. Todos los participantes que se habían inscrito tendrán su matrícula garantizada, si así lo desean, en la edición de 2021, «de manera que no tengan que hacerla de nuevo» cuando se vuelva a abrir el periodo de inscripción. También podrán solicitar la devolución de la matrícula. Los alumnos -las plazas estaban completas desde el mes de febrero- iban a llegar de lugares tan diversos como «Francia, Suecia, Reino Unido, Estados Unidos, México... incluso Australia», desplazamientos que ahora mismo resulta imposible asegurar. 

«Dentro de lo posible, mantendremos las mismas actividades y el mismo profesorado» que la organización tenían inicialmente previsto para este año y que de haber seguido adelante también habría variado. «Por poner un ejemplo: Alasdair Fraser y Natalie Haas. Son dos figuras irreemplazables en este curso y a estas alturas todavía no sabemos si podrán volar a Europa desde Estados Unidos. De hecho, casi todos sus ‘fiddle camps’ (campamentos de música folk como el nuestro, en EEUU, en Escocia, etc.) ya han sido cancelados», explican desde la organización de Crisol de Cuerda.

En 2007, Blanca Altable y Javier Ortega habían conocido en Madrid al violinista Alasdair Fraser, un músico escocés afincado en California que ha actuado como maestro de ceremonias desde el primer Crisol de Cuerda Tradicional, celebrado en el verano de 2008 en el albergue Foratata, en Sallent de Gállego (Huesca). Se mudó a Arija para las dos ediciones siguientes y desde 2011 se ha celebrado en la Granja Escuela de Arlanzón.