Que Justo del Río fue el gran valedor del folclore burgalés y que gracias a  su labor investigadora las danzas más antiguas de la provincia se han conservado y pasado a la posteridad es algo que todo el mundo conoce, igual que su amor a la cultura, que extendió a otras artes como el teatro, con la creación de sus famosas Escenas Castellanas, o la fotografía, para la que contaba con un cuarto de revelado en su casa. De su mano se formó el grupo de danzas del Orfeón Burgalés y más tarde, el que llevaría su nombre y que aún hoy pervive, y junto con Antonio José recorrió la geografía burgalesa para  preservar todas las tradiciones.
Pero, probablemente, lo que se desconozca es que, además, Del Río fue durante algún tiempo el autor de los grandes afiches que anunciaban en el Gran Teatro las películas más taquilleras de los años 40 y 50, antes de que lo hiciera el cartelista burgalés por antonomasia, Timoteo Alonso. Incluso para su familia ha sido una gran sorpresa, según explica su nieto Julián del Río, que a la muerte de su tía ya octogenaria e hija de Justo, encontró en la casa un álbum en el que estaban primorosamente ordenadas hasta 56 fotografías de otros tantos carteles de cine: «Hasta ahí no le di más importancia porque sabíamos que a mi abuelo le gustaba la fotografía y pensábamos que estas las había hecho por gusto». Fue cuando puso este material en manos de un conocido que éste le hizo notar que todos los carteles estaban firmados por su abuelo.

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