«Las listas de espera están peor que nunca»

G.G.U.
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ENTREVISTA| Alejandro Vázquez (Madrid, 1963) es burgalés de adopción y nefrólogo del HUBU, cuya dirección médica asumía cuando se produjo el traslado desde el Yagüe. Le apasiona la gestión sanitaria, que ahora lidera en la Comunidad como consejero

Alejandro Vázquez, a las puertas del HUBU - Foto: Alberto Rodrigo

Hace hoy diez días que el especialista en patología del riñón y procurador del PP por Burgos Alejandro Vázquez es consejero de Sanidad en Castilla y León; un tiempo en el que ha desbloqueado la continuidad de la obra del nuevo centro de salud del Silo, atascada durante dos años y medio por razones nunca explicadas con claridad, y ha garantizado la continuidad del hospital San Juan de Dios, al menos en 2022, aunque todavía no se sabe a qué precio.  Son dos tantos en un momento de cifras récord de contagios por coronavirus y una Consejería exhausta -«han trabajado mucho y bien», subraya- ante esta sexta oleada de pandemia.

Castilla y León no adopta medidas extraordinarias para contener los contagios. ¿Se puede capear esta oleada únicamente con mascarillas en la calle y más pruebas?
La variante ómicron nos hace ver la pandemia de otra manera. Llega cuando tenemos una cobertura de vacunación muy importante y con casos con menos trascendencia a nivel de gravedad, que la tiene, pero no como en oleadas previas. Esto hace que tengamos que modular la respuesta; nosotros apostamos por la prevención y por medidas realmente eficaces. Y en ello estamos, queremos potenciar la vacunación y utilizar pruebas diagnósticas para romper las cadenas de transmisión, además del uso de la mascarilla... El impacto en Atención Primaria es muy fuerte, está desbordada, pero en hospitalaria, afortunadamente, la situación es de contención.

¿Tienen datos sobre cuánto se están reduciendo las hospitalizaciones en esta oleada con respecto a las anteriores?
Según estudios hechos en el Reino Unido se estima que ómicron tiene dos quintos menos de riesgo que las variantes previas. Y en España se cree que puede ser más, por el alto porcentaje de población con dos y tres dosis. En Castilla y León, por ejemplo, ya tenemos más del 34% de la población total con las tres dosis.

A la campaña de vacunación en Burgos se incorporan tres equipos militares, ¿cómo se van a distribuir y de qué manera van a aliviar a los centros de salud?
Castilla y León es un territorio complejo;los desplazamientos son largos, la provincia de Burgos es enorme y este apoyo nos puede ayudar a acercar la vacunación a los sitios en los que hay más dificultades para llegar a Burgos, Aranda o Miranda. Y, en segundo lugar, efectivamente, queremos aliviar a la Atención Primaria de aquellas labores que pueden hacer otros estamentos. Hay muchos enfermos respiratorios de ómicron, pero también muchos otros crónicos con una atención que podría ser mejor. 

Una de las primeras cosas que dijo es que quería garantizar la presencialidad al 100%, ¿cómo va a ser posible con una sexta ola que ya ha provocado que haya centros de salud que no contestan al teléfono?
Sí, la pandemia ha vuelto a golpear y ha puesto en total tensión a la Primaria, por lo que va a retrasar, otra vez, la reorganización. Ahora manda la pandemia, pero nosotros pretendemos hacer esto como hemos dicho siempre: cada zona básica de salud es diferente y tiene unos problemas distintos, por lo que tenemos que trabajar en conjunción con los profesionales, los alcaldes y los representantes. Así se pueden tomar medidas que satisfacen a quien vive en los pueblos y a los profesionales.

¿Qué va a ser del proyecto de reforma de la Atención Primaria en el que trabajaba el anterior equipo directivo de la Consejería, más conocido como Plan Aliste?
Las circunstancias me han obligado a centrarme en la pandemia y no he tenido tiempo de estudiarlo, pero nosotros siempre hemos hablado de lo mismo: máximo posible de presencialidad en todos los puntos de la Comunidad. No podemos renunciar a que en nuestros pueblos no haya un servicio próximo y de calidad, así que todo lo que tenga el plan Aliste que no vaya en esa línea, habrá que reconsiderarlo.

Pero en una provincia como Burgos, que tiene 593 consultorios y un problema brutal de falta de médicos, ¿cómo se va a garantizar presencialidad en todo el territorio?
Hay una orden de la Consejería, de 1991, que declara, según la población de los municipios, unos mínimos de asistencia. En algunas zonas es posible que sean más mínimos todavía; es decir, que la frecuentación sea menor de la que nos gustaría, pero queremos que, al menos, vaya un médico. Y que cuando no haya médico en el consultorio, la población sea transportada al centro de salud. Hay cosas que pueden esperar, pero otras no. No es centralizar la atención, sino que cuando el médico no vaya al pueblo, el paciente tenga asistencia con facilidad.

La falta de médicos en Burgos no atañe solo a pueblos pequeños, sino que ciudades como Miranda tienen un problema gravísimo. ¿Cómo lo van a solucionar, qué van a hacer para que esta provincia sea más atractiva?
El problema no es solo de Burgos, sino de Castilla y León, que es una tierra atractiva, pero en sus facultades de Medicina el 75% de los alumnos de primero son de otras Comunidades y, después, los castellanos y leoneses que quieren estudiar Medicina no compiten en igualdad de condiciones: nuestra Ebau es dura. Hemos pedido muchas veces que se unifique, pero se han negado. Yes difícil que un médico que termine su formación se quede si no tiene vínculo con esta tierra. 

¿Cree que una facultad de Medicina en Burgos aliviaría el problema?
La idea de una facultad de Medicina en Burgos es atractiva y el presidente Mañueco dijo que se podía estudiar. Habría que mirar de qué manera es factible y siempre teniendo en cuenta que tenemos que ofrecer calidad, que no digo que no se pueda conseguir en Burgos. Pero si se decide crear otra facultad de Medicina, ha de tener la misma calidad que en Salamanca y Valladolid, con una tradición de siglos.

La pandemia ha engrosado las ya muy abultadas listas de espera, ¿qué se va a hacer para reducirlas?
Las listas de espera están peor que nunca. La pandemia ha sido una catástrofe, con seis olas de contagios por coronavirus y una séptima, que es la de los pacientes cuyo proceso ha sido retrasado. No hay recetas mágicas, así que habrá que utilizar todos los recursos del sistema:mañana y tarde en la sanidad pública y, si no es suficiente, recurrir a la privada. En Burgos hay unas 8.000 personas en lista de espera quirúrgica.

¿Es posible asumirla con recursos propios?
En muchos servicios no. Mi intención es que todo lo que se pueda hacer en la pública se haga, pero sin renunciar a la ayuda de la privada, siempre que el paciente quiera ir.

Hace meses que se valora la recuperación de las 'peonadas' [pagar a los profesionales de la pública por operaciones que se hacen fuera de jornada] ¿Qué plazos barajan?
A mí las peonadas no me gustan;se han utilizado de manera perversa. Alos contribuyentes les cuesta mucho esfuerzo financiar la sanidad y tenemos que garantizar que es un dinero bien utilizado, con total aprovechamiento quirúrgico por la mañana y prolongación de jornada por la tarde. Es decir, en una peonada se fija, por ejemplo, un precio de 100 euros por una hernia, mientras que una prolongación de jornada conlleva una agenda continuada, con más partes quirúrgicos, más consultas externas, más pruebas complementarias... Pero siempre asegurando agendas potentes por la mañana. Tenemos que conseguir una demora estructural asumible para la población. 

Decía que el déficit de profesionales es general, pero el último concurso de traslados apunta a que Burgos tiene problemas específicos. El HUBU ofertaba 171 plazas y se solicitaron seis. En Anestesiología, por ejemplo, los hospitales de Salamanca y Valladolid son más grandes y cubren vacantes, mientras que el HUBU no. ¿Por qué?
Valladolid y Salamanca cubren plazas, en mi opinión, porque tienen facultad de Medicina. La ciudad de Burgos es incomparable, pero en su hospital, a lo mejor, hay servicios más atractivos que otros;por clima de trabajo, por técnicas, por relaciones interpersonales dentro del servicio... Es muy complejo.

Entonces, ¿debemos deducir que en todo el HUBUhay mal clima de trabajo?
En Nefrología no hay ese problema.

Nefrología es una de las excepciones y cubre vacantes, ¿pero en todos los demás hay mal ambiente?
En los últimos dos años el clima en el HUBU ha sido complicado, lo hemos denunciado públicamente. Y la gente se plantea si acude a un sitio en el que hay lío... ¿Los servicios de Burgos son malos? No, yo trabajo en ellos, pero a lo mejor tenemos que plantearnos que hay otros más atractivos y que la dinámica que ha seguido el hospital ha podido desincentivar. Se han quitado técnicas y un hospital de la categoría del HUBU tiene que hacer algo más que operar lo habitual; debe caminar hacia la excelencia. 

¿Ha cambiado el clima con la actual gerente, Ana Lucía Fernández?
Parece que lo ha mejorado mucho en el tiempo que lleva. Y eso influye, el hospital es un ente vivo. 

¿Habrá más cambios en la gerencia del HUBU?

La gerente tiene que conformar su equipo. Hay que dejarla trabajar y pedirle resultados. Y si no son satisfactorios, habrá que ayudarla. Para eso están los servicios centrales.

¿Cómo se ha llegado a tener a 33.500 personas en espera para una primera consulta en el HUBU?
Porque se han dejado de pasar muchas consultas. Hay servicios como Anestesia, Medicina Interna o Neumología que se han dedicado casi de lleno a la pandemia y otros servicios clínicos, como Endocrinología o Nefrología, han apoyado mucho en la pandemia y eso ha influido. Pero es verdad que es una barbaridad y que igual podíamos haber hecho otra cosa, porque en Valladolid también ha habido pandemia y sus hospitales tienen mejores cifras.

¿Qué hay de la reincorporación del oncólogo Carlos García Girón?
Es una satisfacción, pero tenemos que evitar llegar al juzgado. Hay que hablar con los profesionales y crear un clima de diálogo que, a veces, se ha perdido. Nos faltan médicos, así que tenemos que contar con todos los que podamos. 

La renovación de jefaturas en el HUBU ha sido polémica por las formas y no por el fondo, ¿qué puede hacer la Consejería para evitar que esta situación se repita?
La normativa establece que cada cuatro años hay que renovar. Hay que dar oportunidad a que la gente se pueda presentar, pero hay que valorar el currículo y el trabajo que ha desempeñado quien está en la jefatura, a veces desde hace un montón de años.Es complejo y delicado, porque hay que conseguir que quien gana y quien pierde sigan trabajando sin animadversión.

¿Pero hay posibilidad de hacer más transparente el proceso, con comisiones de valoración cuyos integrantes sean de fuera, por ejemplo?
Yo creo que sí, estoy de acuerdo. Hay que darle una vuelta con los colegios profesionales y sindicatos.

En esta primera semana como consejero ha evitado el cierre de San Juan de Dios a cambio de revisar las condiciones del acuerdo. La Orden reclamaba un millón más al año, ¿la revisión va a ser de más o menos de ese importe?
Esperemos que de menos, pero la suficiente para que la Orden pueda cubrir lo que dice el convenio y que el dinero público esté bien utilizado. San Juan de Dios es un hospital muy querido, pero es que era una cuestión de necesidad. Se tomó una decisión y la nueva gerencia [del HUBU] vio que era un problema, porque el Divino Valles no está en condiciones. Nuestra obligación es ofrecer el mejor tratamiento a los pacientes, además de que me parece arriesgado cerrar una institución sanitaria en una pandemia. 

La parte quirúrgica del convenio nunca funcionó y ahora se habla de rehabilitación, ¿de qué tipo? 
La rehabilitación general ahora se hace en Recoletas y bien, pero si tienes un paciente en el HUBUcon un ictus que necesita una rehabilitación, a lo mejor su sitio puede ser San Juan de Dios. O para una rehabilitación pulmonar... Tenemos que ser ambiciosos y plantearnos cosas que puedan ser de referencia regional en este tema. Los pacientes con esas necesidades ahora tienen que irse fuera, vamos a explorar esa opción y que se haga en Burgos.

La plantilla reclama estabilidad y no tener amenaza de cierre todos los diciembres, ¿de qué manera puede colaborar la Junta?
Vamos a intentarlo. El convenio dura un año y queremos que durante este tiempo San Juan de Dios dé todo el servicio posible en camas de media y larga estancia, porque la población de Burgos tiene una edad y unas necesidades. Y a ver si en diciembre podemos tener un convenio para otro tipo de cosas.

Pero, en cualquier caso, entiendo que no quisiera llegar a un canon de 6,3 millones al año.
Bueno, vamos a ver. Si la Orden nos da servicio por importe de 6,3 veremos. Si no es con unas cosas, que sea con otras.

Han manifestado intención de mantener la reforma del Divino Valles, ¿de qué plazos y de cuánta inversión hablamos?
Estamos en lo mismo:es un recurso sanitario que puede ser necesario y bueno para la media y larga estancia. Perder camas en una población añosa como la de Burgos es un error. Tengo que mirar bien el proyecto de obra del Divino Valles, que no me ha dado tiempo, pero necesita obras de infraestructura y no solo en dos plantas: agua, calefacción, electricidad, oxígeno... Vamos a ver si podemos hacerlo este año y a ver cuánta inversión requiere. Apriori,  no creo que los 800.000 de los que se habló sea suficiente.

Han tratado de acelerar la obra del Silo con una tramitación de urgencia del expediente de contratación, ¿en cuánto acorta los plazos?
En un año o, al menos, unos meses. El acuerdo de ayer garantiza que se licita en enero. Y si sigo con responsabilidades a partir de febrero, seré vigilante e inflexible con este tema. 

El hospital de Aranda tiene un presupuesto de 100.000 euros para 2022. ¿Qué hacemos con eso y en qué plazos?
Poco. Licitar el proyecto si nos da tiempo y a ver cuánto podemos acelerar los trámites. Tengo que ver en qué punto está el expediente.