¿Hasta qué punto las cartas en que algunos presos etarras se apartan de la violencia y admiten el dolor de las víctimas son sinónimo de arrepentimiento? En torno a esta cuestión gira el procedimiento judicial abierto acerca de la redención de pena que ha obtenido el preso etarra Álvaro Arri Pascual por sacar buenas notas en el grado de Dirección y Administración de Empresas que cursa en la UNED desde la prisión de Burgos, donde está interno desde primavera del pasado año.
Sus buenas calificaciones -8,6 en Márketing, 9,4 en Renta y Dinero o 9 en Valoración de Empresas- le valieron 18 días de redenciones extraordinarias, una rebaja de su pena que rechazó la Fiscalía. El Ministerio Público entiende que «no se cumple con el criterio relativo a la necesidad de que un interno condenado por su integración a una organización terrorista por graves delitos muestre su arrepentimiento y exprese su rechazo a los actos cometidos para acceder a beneficios penitenciarios».
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