Pilar Cernuda

CRÓNICA PERSONAL

Pilar Cernuda

Periodista y escritora. Analista política


Ghali pone en riesgo las relaciones con Marruecos

01/06/2021

Este martes el líder del Frete Polisario Brahim Ghali comparecerá ante un juez de la Audiencia Nacional para responder ante las denuncias que se han presentado contra él, entre las que se incluyen detención ilegal, torturas y detención ilegal.

En Asuntos Exteriores dan por hecho que Ghali declarará telemáticamente, pero no tienen la seguridad de que finalmente cambie de opinión. El hospital de Logroño donde continúa ingresado está cercado por medios de comunicación y, sin duda, por miembros de los servicios de información marroquíes, pendientes de los movimientos del dirigente polisario desde que llegó semanas atrás en un vuelo clandestino con documentación y nombre falso para ser atendido de corona virus.

Ese viaje ha provocado una indignación en Marruecos de gravísimas consecuencias, que se visualizaron con la "invasión" de miles de inmigrantes marroquíes a Ceuta e intentos de entrar en Melilla, una operación impulsada por el gobierno marroquí, que llamó en consultas a su embajadora en Madrid. La embajadora, muy cercana a Mohamed VI, pues se crió con la familia real, multiplica las declaraciones en las que alerta sobre la intención de su país de tomar represalias contra España si no se entrega a Ghali.

Hasta ahora no se han visto señales de que el gobierno español sepa cómo encauzar la situación después de haber cometido el gravísimo error de autorizar el traslado de Ghali a Logroño sin pactarlo previamente con el gobierno marroquí, como se ha hecho en anteriores ocasiones con él mismo o con su antecesor. En el ministerio español de Asuntos Exteriores admiten que no tienen diseñado un plan para trasladar a Ghali fuera de España sin provocar aún más tensión con Rabat. Se barajaba la idea de llevarlo a Argelia, el país que apoya al Polisario, pero esa decisión indignaría a Mohamed VI. Se mantiene al margen del problema a los embajadores españoles en Argelia y Marruecos, e incluso a la directora general responsable de las relaciones con los países del Magreb. Todo está en manos del jefe de gabinete de la ministra González Laya, que en tiempos pasados cumplió destino en Rabat aunque no fue embajador. La sensación del personal de Exteriores es que el peso del caso Ghali lo llevan los servicios de inteligencia de España y Marruecos, que mantienen una sólida colaboración desde hace años y de hecho han pactado operaciones vinculadas con viajes de miembros del Frente Polisario.

La ministra de Exteriores, que asumió el cargo sin experiencia internacional previa excepto en cuestiones comerciales, ha dado bandazos desde que tomó posesión, pero la torpeza con la que ha abordado el caso Ghali en lugar de apaciguar ánimos en Marruecos ha soliviantado aun más a sus autoridades.

Con un agravante: para España es clave mantener unas relaciones aceptables con Marruecos. Por la colaboración en la lucha contra el terrorismo y la inmigración ilegal, y por aspectos militares y de seguridad del Estrecho que a nadie se le escapan.