Si el Mirandés quiere seguir soñando con el play off tiene que ganar al Elche. Es la última oportunidad para reengancharse en la pelea tras los tropiezos de las últimas jornadas porque todo lo que no sea conseguir una victoria dejaría a los rojillos en zona de nadie e incluso mirando de reojo al descenso en función de los resultados de la jornada. 

Aunque las matemáticas dicen que después de empatar en Fuenlabrada cada vez está más complicado meterse en la zona alta, los ilicitanos son el equipo que ocupa la sexta plaza así que un triunfo reavivaría la esperanza y sobre todo permitiría permanecer en el extenso grupo de aspirantes al menos otra jornada más. Y de paso olvidarse definitivamente de la permanencia. 

Para este encuentro, el técnico no podrá contar con el sancionado Alexander y tampoco con Guridi, que arrastra molestias en un gemelo. Si en otros partidos el problema ha estado en el centro de la defensa debido a las bajas, en este duelo la principal duda estará en el lateral izquierdo, ya que Franquesa aún no está totalmente recuperado y Kijera llega entre algodones. Mario Barco y Odei también están tocados, por lo que habrá que esperar hasta última hora para saber si pueden sentarse al menos en el banquillo.  
El Mirandés recibe a un Elche que tiene mejores números como visitante que como local. «Está haciendo muchas cosas bien y llega con confianza. Es un equipo que abre muy bien el campo y que hace daño a las espaldas de los centrales», destaca Iraola. Aún así el míster rojillo cree que «en los últimos partidos nosotros también hemos dado un buen nivel de juego». 

Uno de los aspectos a corregir es la debilidad defensiva que lleva a encajar goles sin apenas recibir ocasiones y a cometer demasiados penaltis. «Depende las imágenes que le pongan al árbitro durante la revisión, se puede influir en el VAR. Son cosas que no puedes controlar directamente pero que nos afectan mucho, así que tenemos que tratar de evitar llegar a esa situación», remarca Iraola, aún molesto con el penalti que le señalaron al Mirandés en Fuenlabrada y con el último gol de los madrileños.