Los bomberos actualizarán el Plan de Emergencias

J.M
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El jefe del Parque asume su dirección, que antes estaba bajo el control de la Policía Local, y renovará un documento que lleva más de una década sin reformarse y que está desfasado

Simulacro de accidente de un autobús urbano con un turismo en el bulevar. - Foto: Rubén Guardado

El Plan de Emergencias Municipal de Burgos (Pembur), el documento más importante que posee la ciudad en materia de seguridad, tiene ya a un nuevo responsable. El equipo de Gobierno ha decidido entregar su dirección al jefe de Bomberos (hasta ahora estaba en manos de la Policía Local) y enconmendarle también la renovación de un texto que, pese a ser de vital importancia ante cualquier tipo de catástrofe, acumula más de una década sin actualizarse.

Aunque ambas decisiones estaban tomadas hace tiempo, lo cierto es que su concreción se ha ido demorando hasta que hace apenas unos días la concejala de Personal, Nuria Barrio, firmó una resolución con la encomienda. El cambio en la dirección del Pembur ya ha entrado en vigor y de cara a la renovación del documento, según explica la edil de Seguridad Ciudadana, Blanca Carpintero, se abre un plazo máximo de 6 meses para tenerlo redactado. Después deberá de ser refrendado por el Pleno de la Corporación.

Ya hace año y medio, el Ejecutivo municipal admitió la urgencia de renovar el Pembur. Y no es para menos ya que ese documento de referencia está tan desfasado que, sin ir más lejos, recoge que los depósitos de CLH, donde se almacenan miles de metros cúbicos de combustible, se encuentran en la zona de Parralillos cuando desde hace años, y no pocos, que están ubicados en Cortes. Una instalación en el que «un incidente podría producir lesiones y muertes en un elevado número de personas y daños extensos en los bienes y en el medio ambiente».

El texto esta plagado de omisiones ya que, por ejemplo, la relación de gasolineras se queda corta tras las numerosas aperturas de los últimos años, figuran empresas que hace tiempo que cesaron su actividad como Ansa Lemförder, Plavisa, Michelín...

Más allá de esos errores, también han brillado por su ausencia las revisiones ordinarias anuales que se autoimponía el Plan, la realización de simulacros (uno al año y uno nocturno cada tres...).