La campaña de Atapuerca se reduce: 1 mes y 50 investigadores

I.L.H.
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La inusual excavación en Atapuerca se llevará a cabo únicamente en el mes de julio y se hará en Gran Dolina, Elefante, Cueva Fantasma, Sima de los Huesos, Portalón y Galería de las Estatuas. Aún deben reunirse para estudiar la logística

Todos los años se dedica una jornada a recorrer los yacimientos con los medios de comunicación. En la imagen, Cueva Fantasma en julio de 2019. - Foto: Jesús J. Matí­as

Quedan todavía muchos flecos por delante y los miembros del Equipo de Investigación de Atapuerca esperan abordarlos en los próximos días, pero lo que ya saben es que en la campaña de este año solo trabajarán en la mitad de los yacimientos y con una plantilla de 50 investigadores, una quinta parte de lo que suele ser habitual. 

Las medidas que exige la alerta sanitaria y el periodo de confinamiento impiden que la de 2020 pueda plantearse como una campaña «normal». La imposibilidad de predecir si podrán entrar en el país investigadores extranjeros o si habrá alojamientos disponibles para su estancia durante la campaña de excavación no permite contar con ellos. Eso, unido a las exigencias de trabajar en unas condiciones muy concretas, manteniendo la distancia social y reduciendo los grupos numerosos ha llevado a los codirectores a decidir contar únicamente con medio centenar de científicos: «Tendremos que implantar un protocolo específico y eso nos ha hecho pensar en estas cifras. En cualquier caso al menos la mitad de los investigadores serán veteranos, por lo que la cristalización del trabajo de cada uno se acerca a la de dos o tres trabajadores novatos», detalla Eudald Carbonell, codirector del Equipo de Investigación de Atapuerca, al prever que la campaña aporte muchos menos fósiles que los que resultarían de un ejercicio normal. 

El número de científicos (normalmente son 250) impide, evidentemente, abarcar todos los yacimientos, por lo que están pensado reducirlos a la mitad. Este año prevén trabajar simultáneamente en tres espacios: la Trinchera del Ferrocarril, Cueva Mayor y Cueva Fantasma. En la Trinchera se hará «en Gran Dolina y la Sima del Elefante, quedándose seguramente fuera Galería»; y en Cueva Mayor, en los yacimientos de la Sima de los Huesos, Portalón y Galería de las Estatuas: «En la reunión debemos abordar cómo se lleva a cabo el trabajo en la Sima de los Huesos, por las particularidades especiales del yacimiento y lo reducido del espacio para compartir. Lo analizaremos entre todos y Juan Luis Arsuaga será el que decida en última instancia cómo lo hacemos», añade Carbonell.

El mes de julio. En cuanto a las fechas, descartan finalmente la segunda quincena de junio como inicio de la temporada porque aún estaremos inmersos en las fases de la salida del confinamiento. Y porque la reducción en el número de investigadores también lo exige. Si las previsiones se mantienen y el coronavirus no interfiere en los planes, trabajarán en los yacimientos durante el mes de julio. «Espero y deseo que en julio hayamos avanzado y una serie de barreras que ahora existen ya no estén», confía el arqueólogo y paleontólogo al avanzar que este planteamiento deberá ir acorde a las exigencias sanitarias. 

Otra cosa es cómo lo harán, porque tendrán que estudiar concienzudamente toda la logística que requiere la campaña: «Hay que estudiar si podemos desplazarnos en autobús o en coches individuales, cómo nos organizamos con el lavado del río y el trabajo en el laboratorio, si creamos turnos para el almuerzo, etc. Son muchas variables que tenemos que estudiar».

Para ponerlo en práctica tienen, además, que «evaluar el presupuesto de acuerdo con la dimensión de la campaña», unas cuentas que aún no están hechas y que podrían verse afectadas por las circunstancias:si son menos excavadores quizá requieran menos recursos, pero dependiendo de las medidas que implanten puede que necesiten redirigirlo a otros aspectos de la campaña.

Este año no será lo mismo en Atapuerca, ni para ellos ni para todo lo que rodea al proyecto científico: las visitas a los yacimientos, la jornada con la prensa, el trabajo de campo, el intercambio generacional... Por eso Carbonell tampoco se atreve a hablar de «objetivos». Los hallazgos llegarán cuando toque.