«Sin mascarilla pensaré que tenemos la nariz muy fea»

ALMUDENA SANZ
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Poético, transgresor, surrealista, delirante o imprevisible, Albert Pla presenta '¿Os acordáis?' hoy y mañana en Cultural Cordón

Albert Pla presenta hoy y mañana '¿Os acordáis?' en Cultural Cordón.

Albert Pla es sinónimo de imprevisible. Cualquier cosa puede pasar cuando se sube al escenario. Y todo será posible en Cultural Cordón hoy y mañana (20 horas, 25 euros) al compás del ciclo Palabra & Música. El indefinible artista catalán vuelve a orillas del Arlanzón con ¿Os acordáis?, un espectáculo que tira del hilo de una canción homónima compuesta durante la pandemia, más de diez minutos en los que con su surrealismo, espontaneidad y habitual colgadura perfila un friso del momento actual. Al hilo de esta función en Burgos, donde es viejo conocido -«siempre es un gustazo»-, habla un lunes de buena mañana. Tan imprevisible como encima de las tablas. 

«¿Os acordáis? es lo más simple del mundo. Estoy yo solo con la guitarra dando la tabarra», resume. ¿Cómo nace? ¿Cómo fue el proceso? ¿En qué momento estaba? «Fue un proceso largo -se ríe- como la misma canción», contesta parco. «Tuve tiempo de sobra para hacer cosas durante la pandemia», prosigue escueto. 

Verso a verso, sentencia a sentencia, ¿Os acordáis? perfila un universo apocalíptico, un mapamundi vuelto del revés, un pasado hecho un gurruño, un futuro pendiente de un hilo, unos personajes retratados en alta definición... «No quiero ser metáfora de nada», afirma. ¿Aunque a veces sí consigue serlo? «No sé, hago lo que buenamente puedo». 

Con lo que buenamente puede lleva más de 30 años. Él no da cuenta de esa larga, y exitosa, trayectoria. «Voy a mi ritmillo y me sigo divirtiendo mucho. Me gusta un montón hacer canciones y otras cosas, me gusta cantarlo encima de un escenario, siempre aprendes una cosa nueva». ¿Ha aprendido algo nuevo del público tras la vuelta al directo? «He aprendido a ver sus caras a través de sus mascarillas». ¿Cambian mucho? «No, es una cuestión de saber mirar; el día que la gente se quite la mascarilla seguramente voy a pensar que las personas tenemos la nariz muy fea. Siempre es tan dual todo», responde con una voz pausada, como de recién levantado de la cama. 

De dónde veníamos lo teníamos claro, pero hacia dónde vamos es un asunto más delicado, canta en este tema. ¿Albert Pla ha sabido en algún momento hacia dónde va? «No, yo siempre me he dejado arrastrar por la corriente porque es tan fuerte que tampoco puedes hacer otra cosa». ¿Pero también se le da muy bien ir contra la corriente? «Sí, sí, pero la corriente está». Y más risas. ¿Le gusta más ir con o contra la corriente? «Hago lo que puedo. Cuando abren las compuertas es alucinante la fuerza que lleva». ¿Y cuándo las cierran? «¿Nos estamos ahogando en este tema? ¿Está haciendo aguas?». 

Y sí, por momentos, hace aguas. Por todos los lados. Pero hablar del tiempo siempre es una salida y Pla pregunta cómo anda en Burgos. El frío no le molesta. 

Los líderes del mundo perdieron el rumbo, los charlatanes se quedaron mudos, los falsos profetas fueron desenmascarados, los científicos más listos parecían tontitos... ¿Y los artistas? ¿Cómo se han quedado? 

«Calladitos, calladitos, calladitos», suelta con retintín. ¿Eso es bueno o malo? «Para los artistas debe ser malo, no tienen ganas, pero no sé el resto de gente qué habrá percibido. Yo hablo de cosas que percibo yo o incluso que ni percibo, que me invento y me imagino. También es muy divertido el ejercicio de hacer una canción en primera persona del plural, ‘nosotros’ siempre le da más importancia. ‘Sabemos dónde vives’ es mucho más que ‘sé dónde vives’. Es más profético.

Tienes que cortarte porque te subes a la parra, con este plural te puedes engrandecer mucho y debes contenerte», se explaya el camaleónico autor que nunca se ha quedado calladito ni por imposición ni, mucho menos, por sufrir una crisis creativa. 

«Esto va con mi manera de ser, no tengo ese problema, tengo ese placer. Siempre imagino tantas cosas que no puedo enseñarlas todas, no hay tiempo. Solo con el stock que tengo ya podría tirar treinta años más, que no los voy a durar. Perder eso debe ser horroroso, claro», coge carrerilla. ¿Tiene hasta para compartir? «No sé si para compartir, pero para pasármelo yo bien el resto de mi vida, tengo», remacha sobre una producción que le da para montar espectáculos, escribir libros o hacer guiones. 

«Y yo le sacaría mucho partido a una nave espacial, pero mogollón. Lo que pasa es que a la que arrancas, siempre pasa otra por delante un poquito más bonita que la tuya y estás en las mismas», suelta risueño como botón de muestra de ese universo en el que vive y en el que muchos quieren entrar. 

Su puerta quedará abierta dos noches. ¿Qué pasará? Quién lo sabe. «Yo soy yo y el público que viene es el público que viene, estamos solos, podemos hacer lo que nos dé la gana», sostiene divertido. ¿Siempre ha podido hacer lo que le da la gana? «En el escenario, sí, salvo lo de la nave espacial, pero nunca he hecho cosas que no he querido». ¿Y fuera de escena? «Hombre, matar, matar a alguien, no, pero un par de hostias sí daba». ¿A quién? «Bueno, a cualquiera». ¿Hay mucha gente hostiable? Carraspea. «Lo he dicho por decir, no me interesa hostiar a nadie. Nunca lo he hecho». Y ahí queda la cosa.