El turismo rural no despega aun sin estado de alarma

I.P.
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Los alojamientos apenas tienen reservas para próximas fechas ni de cara al verano, aunque sí reciben peticiones de información. El sector cree que aún hay miedo y mucha incertidumbre

Casa rural de la localidad en Tobera, uno de los pueblos de la provincia más visitados por los turistas por sus cascadas. - Foto: Jesús J. Matí­as

El turismo rural en la provincia no consigue despegar pese al anuncio del final del estado de alarma el domingo; las expectativas del sector se mantienen bajas, según explican algunos propietarios de alojamientos que empiezan a constatar llamadas interesándose por las condiciones de los establecimientos, pero que no acaban de decidirse a hacer reservas, posiblemente porque aún hay mucha incertidumbre respecto a lo que va a pasar a partir de la próxima semana, al desconocerse aún como se solventará la movilidad entre comunidades y, más importante, como quedará el aforo, ya que ahora el máximo permitido es de 4 personas en el caso de los no convivientes, reconocen los empresarios;  en todo caso, aseguran que no quieren perder el optimismo, conocedores de que muchas veces esas reservas llegan con apenas unos días de antelación solo.

«Yo creo que habrá remontada, porque en verano la gente apostará por este tipo de turismo, más que concentrarse en grandes hoteles de playa aún», comenta Mónica Angulo, propietaria de la casa rural Poza de la Torca, con cinco habitaciones, en el idílico pueblo de Tobera, popular por sus cascadas. Aún así, de momento reconoce poco movimiento y eso que siempre destaca que Merindades mantiene mucho atractivo para el turismo rural, pero cree que la falta de movilidad entre comunidades ha influido hasta ahora, y a partir de domingo es una incógnita como van a responde los gobiernos de las comunidades, lo que entiende que mantiene indecisos a los turistas. Curiosamente dice que los que más están llamado estos días son turistas andaluces, y de hecho tiene una reserva de una semana, aunque lo más habitual ahora es interesarse por plazas de jueves a domingo, nada de 10 ó 15 días en verano como antes, puntualiza esta empresaria. 

Por su carácter optimista, Dolores Elena, que gestiona El Zaguán, en Lerma, no se viene abajo, aunque reconoce los malos datos del primer trimestre. También ve un cambio de ánimo de la gente, «se notan otras sensaciones en la gente, tienen ganas de salir, y van empezando a reservar algo, pero aún están con muchas dudas, como nosotros mismos», reconoce. Curiosamente dice que está recibiendo muchas llamadas de extranjeros, más que de madrileños, vascos y cántabros que suelen ser sus clientes fijos. Cree que aún no está claro que se podrá hacer tras levantar el estado de alarma, mientras que fuera, al oír que España sale de él, tienen ganas de lanzarse a la aventura. En cuanto al turismo el primer trimestre del año, reconoce escaso movimiento, incluso en Semana Santa, y lo poco que ha habido es de turistas de la región; aún así, en Lerma también ha influido el cierre por dos veces del interior de bares y hostales.

Por su parte, Ezequiel Rodrigo, de la casa rural Las Mamblas, en Covarrubias, asegura que a día de hoy no tiene ninguna reserva para próximas fechas y por lo que sabe de otros alojamiento en la villa rachela, el movimiento es escaso. Además, dice que des del día 1 de enero, no ha tenido a nadie. Estos días ha recibido alguna llamada para preguntar por la disponibilidad para agosto, pero de momento, se ha quedado en eso, en la llamada.

Tampoco es optimista Domingo Hernández, de La Cabrera, en Urrez, que no tiene cerradas reservas. Las noticias de que las comunidades puede imponer sus medidas pese al levantamiento del estado de alarma, no favorecen que la gente empiece a hacer ya planes, «desconocemos las medidas a tomar, si van a ser más laxas, o al contrario; aún hay mucha incertidumbre», añade. Tampoco fue buena la Semana Santa y cifra la pérdida de clientes en el 95%.