Roma, una ciudad abierta pero sin turistas

Cristina Cabrejas (EFE)
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La capital intenta recuperar la normalidad, pero muchas tiendas y restaurantes seguirán cerrados ante la falta de visitantes extranjeros

Roma, una ciudad abierta pero sin turistas

Paola desinfecta uno a uno los souvenirs que vende en su tienda con muchas ganas de reabrir, pero con escepticismo ante la falta de turismo, la peluquería de Marzio está al completo de reservas, mientras que Alessandro no abrirá por el momento su céntrico restaurante. Desde hace unos días, una Roma sin turistas intenta recuperar una parte de su normalidad perdida hace meses.

Tras dos meses y medio de cierre por la pandemia, en toda Italia ya se puede reabrir los establecimientos comerciales siguiendo estrictas medidas de seguridad, pero no todos lo han hecho o por cuestiones económicas o porque aún no han podido organizarse.

En la capital, con 29 millones de turistas extranjeros al año, muchos comercios están dedicados al turismo por lo que, a pesar de que tienen la posibilidad de abrir, siguen cerrados y han abierto sus puertas sumidos en el pesimismo. Del silencio abrumador de los días pasados, en la Ciudad Eterna ya es visible el ajetreo en el interior de las tiendas entre limpieza y puesta a punto de muchos escaparates y los restauradores que, con el metro en mano, distancian las mesas de sus locales. En un principio el Gobierno pidió hasta cuatro metros de distancia entre las mesas, ahora basta solo uno o una barrera divisoria. Vuelta a empezar.

Durante el confinamiento, Don Pietro se encaramó todos los domingos al campanario de San Salvatore in Lauro, una de las iglesias monumentales del centro para seguir dando misa «a quien le llegase» la voz. Ahora ya ha bajado para oficiar la misa diaria «que tanto esperaban» sus fieles, pero «con prudencia» y recomendando a los ancianos que se queden en casa.

Hemos comprado geles desinfectantes que se han colocado a la entrada del templo, los productos de limpieza para usar entre una misa y otra y los bancos están separados. Los domingos vamos a salir a la plaza para que pueda venir más gente», explica.

Además, ante la obligación de guantes y mascarilla a la hora de dar la comunión para no entrar en contacto con las manos de los fieles, ya tiene instalada una «pinza litúrgica» para dar la ostia como las que autorizó el arzobispo de Milán San Carlo Borromeo durante la epidemia de peste en 1576.

La trattoria Orso 80 se encuentra entre la Plaza Navona y el Panteón, y su propietario Alessandro Valeri lleva semanas limpiando y moviendo las mesas para distribuir los espacios, pero aún no ha abierto. «Las reglas no son claras, las multas son enormes y no tengo clientes», afirma Valeri.

Y es que uno de cada tres bares y locales gastronómicos de la capital sigue sin levantar la persiana, según un informe del Centro de Estudios de Unimpresa. Otros llevan abiertos ya 10 días para llevar comida y se han organizado para recibir al público separando las mesas o disponiendo barreras de plexiglass entre ellas.

Al completo

En el otro lado de la balanza está Marzio, cuya peluquería ha estado al completo en esta primera semana. «Tuve que dar una cita cada 45 minutos para desinfectar la zona entre cada servicio. Por fortuna, los clientes no nos han abandonado», explica y afirma que después de dos meses y medio parado no le importa terminar cada día a las 21,30 de la noche, el nuevo horario marcado por el ayuntamiento.

Sobre este período relata que «decir que han sido duros es un eufemismo», pues han tenido que contar con la ayuda de familiares y agradecen al propietario del local que les ha concedido una rebaja del alquiler. Su familia ha vivido con los 600 euros que dio el Gobierno en marzo, ya que el dinero de abril y de mayo aún no ha llegado. Además, la compra de desinfectantes, guantes y mascarillas y material desechable será un gasto más.

La apertura de los museos también arrancó hace unos días, pero de forma gradual. Los primeros fueron los Museos Capitolinos y el Palacio Braschi, con la exposición Canova, belleza eterna que se prolongará hasta el 21 de junio. Dentro de unos días se espera que abra el Coliseo y a partir del 2 de junio, el resto de los museos municipales.

Para los visitantes, la reserva online es obligatoria, en la entrada se les toma la temperatura y se requiere la obligación de usar una máscara. «Reabrimos para dar la señal de que la vida comunitaria puede reanudarse», explica el teniente alcalde de Roma y responsable de Cultura Luca Bergamo.

Sin turistas, los ciudadanos romanos podrán seguir disfrutando de los museos y la ciudad.