¿Aristóteles y Filis en la Capilla del Condestable?

JUANJO CALZADA
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La visión negativa de la mujer, que está presente en toda la Edad Media, desaparece en esta representación de dos jóvenes en la Catedral

A la izquierda: Capilla del Condestable: ¿Aristóteles y Filis o el mundo al revés?. A la derecha: Benozzo Gozzoli: Santo Tomás con Platón y Aristóteles.

A lo largo de la Edad Media nos encontramos con una sociedad machista, fruto de una fuerte misoginia, es decir, una actitud en contra de la mujer que termina siendo considerada fuente de todos los males. Se la considera descendiente de la seductora Eva, que por el pecado original nos condena a ser mortales y débiles, asociándosela con otras mujeres que llegaron a causar la perdición de grandes hombres, caso de Dalila en relación con Sansón, Betsabé con David, o las concubinas con Salomón.

Esta visión negativa de la mujer, que llega a dominar al hombre con sus artimañas, está presente también en la Antigüedad Clásica, caso de Onfale que llega a hacer de Hércules un auténtico muñeco o de la bruja Circe y Calipso que retuvieron a Ulises en su regreso a casa.

Alfonso Boix Jovani, en La seducción femenina a través de la literatura medieval, nos muestra una sociedad medieval en la que los matrimonios son por conveniencias materiales más que por amor, con la idea de una mujer sometida por completo al hombre, mas al no haber amor entre los cónyuges, el hombre muchas veces es infiel, permitiéndosele relaciones extramatrimoniales, y las mujeres, muchas veces insatisfechas con sus esposos, también, con la diferencia de que este comportamiento de ellas no es admisible.

El papel seductor de la mujer medieval es tal que la literatura, relacionándolo con el amor cortés, nos muestra al caballero enamorado de una dama casada. Podría decirse que la imagen de la mujer fatal o vampiresa, que triunfará en el romanticismo decimonónico, ya está definido desde la Antigüedad.

Me voy a centrar en el ejemplo de Aristóteles y Filis que, aunque no es real, está muy presente en la iconografía medieval como símbolo de lujuria. Aristóteles, filósofo griego del siglo IV a. C., llega a ser preceptor del joven Alejandro Magno, hijo de Filipo de Macedonia. Discípulo en un primer momento del también filósofo Platón en la Academia de Atenas, terminará independizándose y formando su propia escuela conocida como el Liceo.

Herbert Gonzáles Zymla, que ha estudiado de forma exhaustiva el tema de Aristóteles y la cortesana Filis, nos dice que en la Baja Edad Media Aristóteles llega a ser muy admirado por ciertos sectores de la iglesia cristiana. Una pintura del renacentista Benozzo Gozzoli muestra a Santo Tomás acompañado de Platón y Aristóteles en su intento de armonizar religión y ciencia. Sin embargo,  otros no dejan de ver en él más que a un pagano. Sin echar por tierra sus teorías, sí terminan difamándole, hablando de una persona de preclaro pensamiento pero de bajas pasiones al dejarse seducir por Filis. Es así como tras una transmisión oral de los amores entre ella y Aristóteles termina escribiéndose la calumnia entre 1200 y 1260, llegando a existir tres versiones, una alemana y dos francesas.

Alejandro Magno, que había puesto sus ojos en la cortesana Filis, al final desiste porque el maestro Aristóteles le dice que es una mujer que no le conviene. Esta entonces, llena de ira y con ansias de venganza, decide seducir al propio Aristóteles, cosa que finalmente consigue, haciéndole ponerse a cuatro patas  y ensillándolo. Justo en el momento en que ocurre esto aparece Alejandro Magno y le reprocha a su tutor el hecho, ante lo que este responde que si la mujer es capaz de hacer esto con un maestro como él, peores cosas podría conseguir de su discípulo.

La Capilla del Condestable. Se trata de la capilla funeraria de don Pedro Fernández de Velasco y doña Mencía de Mendoza y Figueroa, condestables de Castilla, que, reconociéndose pecadores, esperan desde su tumba la purificación y consiguiente salvación. Esta es la razón por la que la capilla está bajo la advocación de la Presentación de Jesús en el templo que, a la vez, supone la purificación de María según la Ley de Moisés, con la que quiso cumplir transcurridos los cuarenta días del parto, aunque realmente no lo necesitara pues concibió sin mancha a Jesús.

La importancia que se da a la heráldica en la capilla nos da a entender la grandeza de los condestables en esta vida, más conscientes estos de su condición de mortales y pecadores ansían limpiar sus culpas para alcanzar la vida eterna.

A lo largo del friso de la capilla podemos observar una serie de cabezas que nos dan la idea de una humanidad pecadora necesitada de purificación, pues el tiempo pasa de forma inexorable y al final llega la muerte y el juicio sobre nuestras acciones en esta vida. Los distintos estamentos sociales aparecen representados aquí, aristócratas, clero y pueblo, apareciendo no sólo los cristianos, sino también infieles, pues el reino de Dios pertenece a todos. Algunas cabezas ya no muestran caracteres humanos sino de animales, símbolo de vicios. Por otro lado la idea de la fugacidad de esta vida viene representada, entre otras cosas, por la calavera.

En este contexto, en las ménsulas de la capilla sobre las que se apoyan los apóstoles, también tenemos la representación de vicios. Es en una de ellas donde nos encontramos con el vicio de la lujuria a partir del tema de Aristóteles y Filis, acompañado por la representación de una pelea que lógicamente simboliza la ira. En otras ménsulas se alude a Adán y Eva y a Sansón y Dalila, es decir, a mujeres que, como ya he dicho, también llevaron a la perdición al hombre según el pensamiento medieval.

¿Se trata realmente de Aristóteles y Filis? Está claro que el origen de esta representación está en ellos, mas Aristóteles no se nos muestra ni maduro, como dice la versión alemana, ni anciano, como dicen las francesas, sino más bien como un adolescente. La joven que monta a horcajadas, es decir, con una pierna a cada lado, no lleva espuelas ni se ve el uso de la brida y el bocado como si Aristóteles fuese un caballo azuzado por la jinete. Es posible, pues, que sólo sea la representación de dos jóvenes en relación con la representación del llamado mundo al revés, pues la imagen es contraria a la sociedad machista que se vive en la Edad Media.

Fernando Gutiérrez Baños atribuye a los ‘adynata’ del poeta romano Virgilio el punto de partida para los temas del llamado ‘mundo al revés’ que tanto éxito van a tener en la Baja Edad Media, tanto en la literatura como en el arte, estando presentes en los márgenes de los manuscritos, las sillerías, etc. Los ‘adynata’ aluden, como dice la historiadora Isabel Mateo, a situaciones absurdas y anómalas que en muchos casos critican las costumbres de la época. Los ‘adynata’ virgilianos son imitados por los poetas carolingios y desarrollados en el arte a partir del siglo XII, terminando por triunfar al final de la Edad Media. En una época en la que se están poniendo en entredicho los valores de la sociedad medieval, que ya está llegando a su ocaso, vemos liebres que cazan perros, gatos que no cazan ratones, sino al revés, y mujeres dominantes que se rebelan contra la sociedad machista, de suerte que vemos hombres que hacen tareas domésticas y que son zurrados por sus mujeres, etc. 

Aparte de Aristóteles la Iglesia también trató de ridiculizar a otros grandes pensadores de la Antigüedad Clásica. Así Virgilio, el autor de la famosa Eneida, es presentado por parte de las autoridades eclesiásticas que no aceptan a los paganos como símbolo también de la lujuria, pues se deja seducir por una mujer que, para estar con ella, ha de subir hasta su habitación suspendido en una cesta, provocando las burlas de todos los que le ven.