Belén Marticorena

Sobreviviendo en la Jungla

Belén Marticorena


Sintientes

26/11/2021

Qué maravilloso es el lenguaje y qué fuerza y protagonismo pueden llegar a adquirir algunas palabras. En este último mes, he descubierto la palabra que da título a esta columna. Aparecía en una pequeña nota en el Diario, en la que se decía algo así como que el Senado había dado luz verde para que los animales dejen de ser considerados bienes inmuebles o cosas, y para reconocerles su naturaleza de seres vivos dotados de sensibilidad, es decir, de 'seres sintientes'. Luego he sabido que Reino Unido ha hecho lo mismo, pero con los pulpos, cangrejos y langostas.

Sinceramente, para mí esta percepción sobre los bichitos es algo obvio y no creo que sea preciso darle un nombre o categoría específica, así que no entiendo la necesidad de llevar un asunto de este tipo hasta el Senado. Personalmente, me parece que con toda la plancha que hay pendiente en relación con los seres humanos, no es muy coherente priorizar estos asuntos de animales. Ellos conocen y saben muy bien cuál es su función y lugar en el orden natural, tal vez seamos los humanos, los que andamos bastante despistados.

Resulta preocupante ver cómo las prioridades van cambiando, y cada día se afinan más las diferencias, me preocupa especialmente el sector masculino, sí, esos pobres que hagan lo que hagan y digan lo que digan, siempre corren el peligro de que se les considere machistas o violentos. Son el objetivo fácil de cualquier crítica y parece, por lo que se nos dice, que ahora mismo son el origen de todos nuestros males.

La actitud actual hacia ellos es un ejemplo de lo erróneo que es generalizar en cualquier aspecto de la vida y dar poder a quien no sabe utilizarlo con inteligencia y medida. Y seguramente, como ha pasado con otras persecuciones, en unos años veamos el tremendo error que se está cometiendo.

En el otro extremo observo que hay sectores nuevos, como éste de los animales, que cada día alcanzan un mayor nivel en sus derechos y garantías. Ya no importa si nos cargamos la economía nacional, si con ello podemos salvar un cerdo o una vaca. Ahora más que nunca, y con el mundo al revés, empiezo a entender que haya gente que prefiere los animales a los seres humanos, a mí con este panorama también me empieza a pasar.