Malas prácticas agrícolas causan un tercio de los incendios

H.J.
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Acabado el verano y la época de peligro alto, el balance provisional del año deja en la provincia 105 fuegos, la inmensa mayoría limitados a conatos con menos de una hectárea afectada

Imagen del suceso de finales de agosto en Quintanilla Sobresierra, el más importante en lo que va de año. - Foto: Alberto Rodrigo

El balance provisional del año en materia de incendios refleja un 2021 positivo para la provincia de Burgos. Superada la época de mayor peligro, considerada como tal entre los meses de julio y septiembre, durante los nueve primeros meses del año se han registrado 105 fuegos, claramente por debajo de los más de 130 que refleja la media de la última década.

Los datos facilitados por el Servicio Territorial de Medio Ambiente de la Junta de Castilla yLeón distinguen entre el periodo enero-junio y el de la época estival. En ambos casos se han producido incendios forestales y conatos por debajo del promedio decenal. 

Los números, por tanto, son positivos, pero el estudio de las causas revela que todavía hay algunos aspectos por mejorar. Explican los informes oficiales que «las investigaciones realizadas y el análisis de causas de los incendios forestales reflejan que en 2021 han sido debidos a causas naturales (por rayo) 7 incendios, y que de entre los que se ha podido determinar la causa, aproximadamente un tercio son intencionados (36 %)». 

Del resto, la mitad se deben a causas accidentales (21 %) y la otra mitad se inician a partir de negligencias (20 %), de manera que la inmensa mayoría de los incendios forestales están asociados a la acción humana.  Entre los intencionados, de hecho, «la mayor parte de ellos están asociados a prácticas agrarias y ganaderas inadecuadas e irresponsables», lamenta la Junta. Quedan subrayadas «especialmente las quemas de matorral en el norte de la provincia y las quemas de malezas y rastrojos en las zonas agrícolas de cereal de secano».

Además, en cuanto a los producidos por negligencias y accidentes, «son de destacar los producidos por las cosechadoras, enfardadoras y por las quemas de restos agrícolas». De nuevo, el sector primario resulta señalado en esta valoración provisional sobre los incendios en lo que va de año.

Intencionados en Merindades. Atendiendo a su distribución por estaciones, el invierno de 2021 empezó siendo más cálido y húmedo de lo normal. Inmediatamente después fue seguido de una primavera que resultó fría y muy seca. A pesar de estas desfavorables condiciones meteorológicas, la época de peligro bajo se comportó también de manera favorable. La única excepción fue la de la comarca de Las Merindades y una sucesión de incendios intencionados que llaman la atención.

Siempre según la Junta, esta zona registró más del  90 % de la superficie quemada, concentrada en los términos municipales de Espinosa de los Monteros y Merindad de Valdeporres. En ellos ardieron más de 225 hectáreas, y a juicio de los técnicos los motivos son claros: «una arraigada tradición en el uso del fuego como herramienta de gestión del matorral para la creación de pastos para el ganado en el norte de la provincia». 

En cuanto al verano, con temperaturas normales a frías y en su conjunto con un carácter normal en cuanto a precipitaciones, también ha sido benigno en cuando a la protección frente al fuego. Existe una «clara correlación entre la climatología del verano y el número de incendios forestales, de manera que ambos siguen una curva con máximos y mínimos periódicos, asociada a los ciclos periódicos de las variables climáticas», cuentan en Medio Ambiente.

La mayoría, conatos. El balance oficial destaca como «muy significativo» que el 73% de los incendios ocurridos se han quedado en conatos donde la superficie forestal quemada ha sido menor de una hectárea. «Este es un índice de eficacia del Operativo de lucha contra los incendios forestales de la Junta de Castilla y León, que ha mejorado enormemente y se mantiene de forma continua en el último decenio», presumen desde la administración.

Como aspecto negativo, destaca el hecho de que «casi las tres cuartas partes de la superficie forestal quemada este verano (172,90 hectáreas) corresponde a un solo incendio en el que se quemaron 120 de terreno forestal». Se trata del fuego declarado el día 27 de agosto en la localidad de Quintanilla Sobresierra (término municipal de Merindad de Río Ubierna). 

Ese siniestro afectó a los terrenos de la fábrica de explosivos cercana y en su día la Delegación Territorial apuntó que estaba siendo sometido a una investigación para conocer las causas, cuyas conclusiones aún se desconocen.