"La realidad de la movilidad supera a la gestión política"

H.J.
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No presiden, no representan, no quieren foco... Pero son parte esencial de esta ciudad. La crónica de Burgos se escribe en las vidas de quienes ayudaron a construirla. José Escalante Castarroyo es uno de esos hombres y esta es (parte) de su historia

"La realidad de la movilidad supera a la gestión política" - Foto: Patricia González

* Este reportaje se publicó el 17 de febrero de 2020 en la edición impresa de Diario de Burgos

Era un niño de solo 10 años cuando su madre le despidió en el andén de la antigua estación del ferrocarril. Llevaba una maleta de cartón, ropa recién comprada y la perspectiva de viajar a Barcelona para encontrarse allí con su tía. Le esperaban los estudios de bachillerato y un futuro con horizontes más amplios, pero a cambio dejó la tierra donde había nacido y no pudo despedir a su progenitora, que murió pocos meses después.

Para José Escalante (Olmos Villadiego, 6 de diciembre de 1950), la vetusta terminal de trenes es especial por varias razones, sobre todo por aquella partida que tiene grabada en su memoria pese a haberla vivido a edad muy temprana. Tal y como preveía su familia, acabó los estudios en los Franciscanos de la Ciudad Condal y desde allí volvió a trabajar a la fábrica de Montefibre en Miranda de Ebro, pero enseguida comenzó a prepararse las oposiciones para ser jefe de la Policía Local.

Así fue como acabó dirigiendo primero el cuerpo policial mirandés y después, durante muchos años, a los agentes de la capital burgalesa. Pero antes, como decíamos, rompió el vínculo con su pueblo donde ya no le quedan familia ni propiedades. Todo progreso exige sus sacrificios.

En Miranda conoció a la que hoy es su mujer y con la que ha tenido dos hijos, y juntos comenzaron a estudiar para alcanzar una plaza pública en un tiempo en el que las convocatorias eran mucho más numerosas que las actuales. Ambos lo consiguieron, ella como administrativa del Estado y él como primer responsable civil de la Policía en 1983, lo que suponía una gran novedad para la organización dado que siempre había estado dirigida por militares.

Trece años después, en 1996, consigue el traslado a Burgos capital, donde fue el máximo responsable policial hasta 2010, cuando pasó a segunda actividad. Y en ese momento se convirtió en jefe del Servicio de Movilidad, Accesibilidad y Transporte, donde se jubiló hace cinco años.

Durante su larguísima trayectoria, Escalante ha destacado siempre por volcarse en la formación teórica. Se licenció en Derecho por la UNED y obtuvo el doctorado en la Universidad de Burgos con una tesis relacionada con la seguridad pública local. No tiene ninguna duda en presentarse a sí mismo como un apasionado del estudio: "Disfruto con esa actividad, con la formación continua, con leer, con la actividad docente", explica. Su empeño en estar siempre reflexionando y pensando hacia dónde van el presente y el futuro del trabajo policial le ha procurado "muchas relaciones sociales" y le ha llevado a multitud de países.

vocación internacional. José perteneció primeramente a la red Tispol de Policías de Tráfico Europeas y en la actualidad es el secretario general de la red Trafpol de Policías por la Seguridad, una organización española pero de vocación internacionalista, sin ánimo de lucro, "que propugna, entre otros valores, los de la seguridad vial y el respeto en la convivencia, trasladando las experiencias profesionales y conocimientos académicos a los países en vías de desarrollo".

En especial su labor se ha centrado en Latinoamérica, también por cuestiones de facilidad con el idioma, donde ha participado en un asombroso número de eventos como docente, conferenciante o profesor. Desde el año 96 hasta la actualidad, su currículum recoge un larguísimo listado de formaciones policiales en Argentina (tres ocasiones), Ecuador (dos), República Dominicana (dos), Costa Rica, Uruguay, Perú (tres), Guatemala, Panamá (tres), México (tres), Chile, Cuba y Colombia (dos).

Por si fuera poco, ha estado presente también en eventos organizados en Turquía, Francia, Bélgica, India y Turquía, lo que completa una experiencia internacional más que notable para el jefe de la Policía Local de una mediana localidad del norte de España.

Escalante ha sido también autor de varios libros. Destaca por su vinculación sentimental con Burgos el repaso histórico titulado ‘Policía Local de Burgos: ayer y hoy’ que editó el propio Ayuntamiento de Burgos y en el que se refleja el devenir del cuerpo a lo largo de sus primeros 150 años de vida, celebrados en 2010 (el mismo año, por cierto, que habría cumplido siglo y medio la vieja estación ferroviaria aunque la terminal no pudo hacerlo porque las vías ya estaban levantadas).

También fue coordinador de ‘Gestión de la Movilidad Urbana’, editado por el Instituto Tecnológico de Castilla y León; del ‘Manual del Policía’ de la editorial Ley Actualidad, que ya va por su sexta edición y que tiene nada menos que 1.860 páginas; de ‘Dirección y gestión de la seguridad’, también con más de mil páginas y editado por la Universidad de Salamanca donde se utiliza como manual para la obtención del título propio de ‘Director de Seguridad’; de ‘Policía Local: coordinación por las Comunidades Autónomas y Marco Estatutario’ cuyo contenido es parte de su tesis doctoral.

¿Y qué hace en su tiempo libre, si es que le queda algo? Pues cuando acude a alguno de los eventos fuera de España, aprovecha para hacer turismo "y es lo que te proporciona una mayor satisfacción, mucho más que el dinero. Ese es el verdadero premio de los viajes". Además, ahora que tiene dos nietas "muy bonitas" y que le iluminan la mirada cuando habla de ellas, procura disfrutarlas cuando se presenta la oportunidad de pasar tiempo juntos, dado que viven fuera de Burgos.

Debate de actualidad. Pese a estar felizmente jubilado, Escalante no se despega de la actualidad y en las últimas semanas ha estado muy atento a todo lo relacionado con la Ordenanza de Movilidad. La conoce bien, puesto que todavía estaba en activo cuando empezó a gestarse, y por eso habla con conocimiento cuando hace un balance general de ella, en un momento en el que está resultando especialmente polémica por las restricciones a la bicicleta y los patinetes y la rebaja de la velocidad a 30 kilómetros por hora en las calles de un solo sentido: "Sabemos desde hace tiempo que venía la bicicleta, y hace poco hemos visto también que venían los vehículos de movilidad personal o VMP. Los jóvenes nos exigen disfrutar del espacio público y sin embargo la realidad ha superado a la gestión política porque en los últimos años hemos ido a contracorriente", dice.

Apunta principalmente a las dificultades que a su juicio tendrá la aplicación práctica de la normativa: "¿Qué dotación económica le hemos dado a esta ordenanza? Sin poner en marcha nuevos carriles bici o sin medidas de coexistencia en la calzada no va a funcionar". A su juicio, la clave para transformar la movilidad a un modelo más sostenible pasa por una mezcla entre "la educación y las nuevas infraestructuras", porque de lo contrario "no se va a conseguir con aplicar de repente una ordenanza".

Reconoce igualmente que cualquier novedad se recibe con recelo por parte de demasiada gente. "Innovar en esta ciudad es muy difícil. Yo lo viví cuando intentamos poner en marcha la Policía de Barrio". Explica que por aquel entonces, "y pese a la idea de proximidad que queríamos transmitir al conjunto de la población", los agentes sobre los que tenía ascendencia se mostraron reacios porque suponía modificar turnos de trabajo y una mecánica establecida desde hacía tiempo. Son las consecuencias de la clásica resistencia al cambio, que también le hace rememorar "las primeras peatonalizaciones en el casco histórico, cuando parecía que se iba a hundir todo el comercio", o la puesta en marcha de iniciativas como el Civitas, cuando llegaron las primeras bicicletas de préstamo y casi nadie creía en el éxito que tuvieron posteriormente.

Añade su "pena" por la sensación de "enfrentamiento ciudadano" que se produce o se transmite entre ciclistas, peatones y conductores. Y subraya las dificultades añadidas que se suman siempre que la pelea política se asoma a cualquier conflicto. "Se puede probar, se puede experimentar, e incluso deja que se equivoquen. Pero porque sea de otro partido, el otro no puede ser siempre tu enemigo".

Desde su ingreso en la Casa Consistorial, ha vivido primero desde dentro y luego desde fuera la transformación de la propia Policía Local, también coincidiendo con la modernización general del país a raíz de la entrada en la Comunidad Económica Europea (luego Unión Europea). "Era un cuerpo muy dejado, muy poco valorado por los ciudadanos, los agentes apenas tenían los conocimientos básicos y ahora entra gente totalmente formada, con carreras universitarias, y las policías municipales en su conjunto han pasado de tener un papel auxiliar a jugar uno muy importante en el día a día de la ciudad".

Durante un tiempo, junto con la modernización de medios humanos y materiales se produjo un incremento exponencial de la plantilla, con enormes convocatorias anuales de oposiciones que permitieron duplicar o triplicar el número de efectivos, pero con la llegada de la crisis la renovación se frenó en seco.

El problema ya no le pilló en activo, pues su paso a segunda actividad en 2010 coincidió con lo más duro de la recesión, pero es muy consciente de las dificultades que conlleva mantener la calidad en la prestación del servicio con una plantilla envejecida en la que además se jubila mucha gente cada año y para la que cuesta tantísimo tiempo formar bien a los nuevos compañeros.

Su trabajo ha conllevado lidiar con los políticos municipales durante varias legislaturas, así que tendría historias para escribir otro libro, pero de entre todos ellos habla especialmente bien de uno del PP y de otro del PSOE. Del exalcalde Juan Carlos Aparicio guarda el recuerdo de una frase que tiene clavada en la memoria: "Quien no apuesta por la movilidad, no gana las elecciones". Y del exconcejal Antonio Fernández Santos destaca su "gran capacidad de trabajo" pese a que tuvo que acudir a los tribunales cuando dividieron la jefatura de la Policía Local en dos y crearon, en paralelo a su puesto, el de responsable operativo. Defendido por sí mismo, Escalante ganó aquel pleito al Ayuntamiento.