Cuando parecía que el culebrón del cenador de la muralla había tocado a su fin un nuevo capítulo lo devuelve a la realidad. Entre las decisiones municipales que se sucedieron tras la aparición de la pérgola en verano de 2016, figuraba una sanción de 10.001 euros por infracción grave de la Ley de Urbanismo de Castilla y León. Una multa que le fue impuesta al dueño en febrero de 2018 y que recurrió ante la jurisdicción contencioso administrativa. Pues bien, dos años y medio después, y una vez que todas las instancias judiciales han determinado que la estructura era ilegal y debía retirarse (como así ha sucedido), el titular del juzgado número 2 de este orden ha confirmado la sanción.  Se podría haber quedado en un 70% de esos 10.000 euros si no acudía a los tribunales y si se avenía a quitarla en ese año 2018, pero no lo hizo, de modo que tendrá que abonar esa cantidad a las arcas de la ciudad.

Uno de los argumentos del recurso esgrimía la violación del principio de proporcionalidad, es decir, que la entidad del daño por la colocación del cenador era escasa. La sentencia advierte de que la conducta del propietario «no fue de escaso riesgo, dado que no pidió autorización». Además, recuerda que, «más allá de recurrir resoluciones que consideró injustas, se negó de forma reiterada a atender las resoluciones», al punto de que  «retrasó el cumplimiento de las mismas no solo más allá de su firmeza sino incluso más allá de la sentencia en firme». Asimismo, señala que «el tamaño y la visibilidad del elemento, no en un patio de vecinos sino en un lugar visible y con afectación estética» de la muralla,  «justifican» la sanción.

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