El Complejo de la Evolución, en riesgo de quedarse a oscuras

Á.M.
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La Fundación Siglo, dependiente de la Junta, debió rescindir el contrato con la sociedad que presta el servicio, Sampol, por mandato judicial. Han pasado dos años y no lo ha hecho. Ahora la empresa dice que el 16 de diciembre corta y se va

Imagen nocturna de los equipamientos culturales - Foto: Jesús J. Matí­as

¿Imaginan que todo el complejo de Caballería perdiera el suministro energético a mediados de diciembre? ¿Imaginan qué sucedería si esa situación se extendiera por, digamos, días o semanas? El Fórum, el Museo de la Evolución Humana, el Cenieh y el aparcamiento subterráneo están amenazados de quedarse a oscuras y helados, y la advertencia es seria. Lo es porque es hija de un pulso que mantiene la Junta con la empresa encargada de suministrar esa energía desde hace casi una década. Lo es porque el juzgado que sabe del asunto no ha dicho lo contrario. Y lo es porque, además de ser el mes más oscuro del año y uno de los más fríos, es en diciembre cuando el Auditorio o el aparcamiento alcanzan algunos de sus mayores niveles de afluencia.

Los afectados, conste, están advertidos. Lo demuestra el hecho de que el pasado lunes se produjera una reunión en la que el Ayuntamiento fue informado de la que se está preparando y allí nadie ha dicho ni Pamplona. Pero la preocupación es máxima, sobre todo porque quien puede hacer por resolver la crisis es la Junta, y más en concreto la Fundación Siglo, dependiente de la Consejería de Cultura ahora en manos de Ciudadanos. El caso, salvo cambio de agenda, será estudiado este lunes por el consejo de administración de Promueve, la sociedad pública municipal de la que depende la gestión del Fórum.

No queremos torturarles, pero para entender qué está ocurriendo y por qué la amenaza es seria es necesario establecer un índice de precedentes que arraigan en la construcción del complejo. En mayo de 2010, la Junta -siempre a través de la Fundación Siglo- sacó a licitación el contrato para gestionar la central de cogeneración instalada en el CISS, el Centro de Instalaciones y Servicios de todo el conjunto, sito en las traseras del Cenieh.

Cinco empresas acudieron a la puja por hacerse con el contrato del servicio. La más competitiva fue la mallorquina Sampol, que ofreció las mejores condiciones y, sobre todo, garantizó el suministro a mejor precio que el de mercado a cambio de vender a la red general el excedente energético que produciría la citada planta de cogeneración. Algo así como ‘yo gano dinero vendiendo la energía que produce tu sistema y a cambio te vendo más barato que al resto de los mortales’. El contrato se firmó en abril de 2012.

PRIMEROS ROCES. Todo esto habría pasado desapercibido si no fuera porque en 2014 ocurrieron cosas. La primera, una avería que dejó sin luz durante cuatro horas a todo el complejo. Hubo suerte de que no sucediera con 1.300 personas dentro de la sala principal del Auditorio, por ejemplo. El PSOE municipal denunció entonces que existía una línea de socorro que activa el suministro cuando se produce un corte pero no estaba operativa porque hay una guerra abierta entre Sampol y la Fundación Siglo, que llevan tiempo discrepando sobre las condiciones del contrato.

Ese mismo año la mercantil pide la rescisión del contrato. Alega que los cambios legales introducidos por la Ley 24/2013 que derogó la práctica totalidad de la Ley del Sector Eléctrico vigente desde 1997 le estaban provocando pérdidas muy cuantiosas. A brocha gorda, la venta del excedente energético ya no daba, ni por aproximación, los rendimientos previstos. La Fundación Siglo y Sampol mantuvieron varias reuniones entre 2013 y 2014, pero ninguna sirvió para alcanzar un acuerdo.

En 2016 las cosas se ponen aún más feas. Sampol exige 58.000 euros al Fórum (a Parkmusa, la sociedad municipal encargada entonces de esas instalaciones) y otros 198.000 al Cenieh o cortará el suministro a ambas instalaciones. Reitera su amenaza y las dos piezas del complejo instalan generadores de emergencia porque se ven a oscuras en cualquier momento. El motivo es que la Fundación Siglo estableció con Sampol que cada una de las piezas pagaría un término fijo de 2.500 euros por edificio y mes, si bien al final resultaron ser 7.900 por la subida de las tarifas y de la potencia contratada. Los ‘clientes’ discrepaban de que todos tuvieran el mismo consumo y, en consecuencia, el mismo coste fijo, por lo que ‘retuvieron’ algunas facturas. Consignaron el dinero, denunciaron coacciones y la sangre no llegó al río, pero sí a los tribunales.

Sampol se fue a los tribunales y demandó a la Fundación Siglo y al Cenieh y el Ayuntamiento de Burgos como parte interesada. Obtuvo un fallo favorable del Juzgado de Primera Instancia 8 de Valladolid -en diciembre de 2017- en el que se declaró «la resolución del contrato de 1 de abril de 2012 suscrito por Sampol y la Fundación Siglo por imposibilidad económica sobrevenida, sin perjuicio del mantenimiento de los servicios que fueran necesarios hasta que por la demandada se proceda a la formalización de un nuevo contrato». Es decir, que la Justicia aceptó que Sampol estaba siendo seriamente perjudicada (en casi un millón de euros en dos años y medio, según las periciales de parte) por el cambio de la Ley del Sector Eléctrico y tenía derecho a romper el contrato lesivo que le ata al complejo de la Evolución. La salvedad es que estaba obligada a prestar servicio hasta que la Fundación Siglo contratara a otra empresa. ¿Y qué ha hecho la Fundación Siglo en dos años? Pues absolutamente nada.

LA GUERRA TOTAL. Según ha podido confirmar este periódico, Sampol ha remitido al Juzgado vallisoletano que fijó la sentencia un escrito en el que advierte que la sentencia le da derecho a rescindir el contrato y que han transcurrido dos años, un periodo que considera más que suficiente para que la Fundación hubiera resuelto la búsqueda de otro suministrador, cosa que ni ha hecho ni tiene capacidad para hacer en el corto plazo, ya que debe sacarlo a licitación pública.

Así pues, ha invocado mala fe por parte de la Junta y ha advertido que el día 16 de diciembre cortará el suministro y entregará las instalaciones del CISS a la Fundación. El juzgado ha dado trámite al escrito y ha abierto un plazo de alegaciones a las partes interesadas, que ahora tendrán que explicar por qué en dos años no han hecho su trabajo, empezando por dar cumplimiento al fallo judicial.

Las consecuencias del corte serían tan graves que cuesta imaginar el complejo de Caballería rodeado de generadores sin línea de socorro o suministro de apoyo ante cualquier contingencia para que el corazón científico y cultural de la capital no quede a oscuras. Cuesta casi tanto como explicar cómo es posible que se haya llegado a un punto en el que la posibilidad de un corte total empieza a ser real y que amenaza a dos dotaciones municipales y un centro nacional como ‘daño colateral’ por la inacción de la Junta.