Los cánceres ginecológicos en Burgos, inferior a la media

GADEA G. UBIERNA
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La excepción es el de endometrio, pero con la ventaja de que suele dar síntomas que ayudan a que se diagnostique pronto. El invasivo del útero, estabilizado con unos 6 casos al año

Los cánceres ginecológicos en Burgos, inferior a la media - Foto: Patricia González

La celebración del Día Mundial Contra el Cáncer de Mama, el 19 de octubre, es ocasión para hablar de otros tumores específicos de las mujeres que sin ser tan frecuentes como los del pecho sí son habituales y, sin embargo, son mucho menos conocidos entre la población general. Los más diagnosticados en Ginecología del HUBU son los del cuello del útero (no invasivo e invasivo), endometrio, vulva y ovario, ya que el de vagina es residual. En casi todos ellos los datos son mejores que en el resto de España, porque las incidencias son más bajas, como ocurre en los tumores de la vulva, del útero y, aun con alguna oscilación, en el de ovario. La excepción es el cáncer de endometrio, el revestimiento interno del útero, que está por encima de la tasa española sin que se sepa por qué. Lo positivo es que suele producir sangrados anormales en fases iniciales, que ayudan a que se diagnostique cuando el pronóstico todavía es bueno.

En el HUBU se diagnosticaron el año pasado 30 cánceres de endometrio, lo cual supone una tasa de 17,14 por cada 100.000 mujeres del área de referencia del hospital burgalés (no de toda la provincia, dado que otros procesos se detectan en Aranda y en Miranda). Es la incidencia más alta de los últimos tres años en el complejo y está casi cuatro puntos por encima de la que se registra en toda España (13,7 por cada cien mil). Explicación para ello no hay, según reconoce el jefe de Ginecología en el HUBU, Modesto Rey, quien sí explica que hay estudios que indican que está relacionado con la mayor esperanza de vida, dado que lo habitual es que aparezca pasados los 50 años (la edad media del diagnóstico son 62 años). Pero los factores de riesgo (obesidad, determinadas terapias o ciclos menstruales, un componente hereditario...) son comunes a todo el país. «El síntoma guía de este cáncer son las alteraciones en la cantidad, la duración o la frecuencia de los sangrados menstruales cuando hay menstruación o en los postmenopáusicos cuando ya no hay», explica, detallando que «el sangrado suele ser un síntoma bastante precoz, que permite detectarlo cuando hay alta capacidad de curación».

Es lo contrario a lo que sucede con los tumores malignos del ovario (ver información adjunta en la otra página), que suelen dar señales cuando el proceso está más bien avanzado y el pronóstico es peor. Pero los datos del HUBU indican que Burgos también es un poco excepcional en este sentido porque, salvo en 2020 lo habitual es que la mayoría de estos cánceres se diagnostiquen en estadios tempranos (fase 1 o 2). En el último trienio se han detectado entre 15 y 24 casos al año, por lo que las incidencias han oscilado entre 8,5 y 13,7 por cada 100.000 mujeres, cuando la tasa española en ese período era de 11,7 (siempre por cada cien mil). Así pues, hay altibajos en las incidencias para los que tampoco hay razón aparente, pero sí propósito de avanzar en el diagnóstico para incrementar el porcentaje de diagnósticos en estadios iniciales.

Cribados. Esto es algo más que conseguido en el cáncer del cuello del útero (de cérvix), dado que de los entre 59 y 47 diagnosticados en cada año comprendido entre 2018 y 2020, solo derivaron en proceso invasivo 6 o 7 al año. Eso supone que las tasas del proceso maligno e infiltrante del cuello uterino son de entre 3,4 y 4 por cada 100.000 mujeres en la población de referencia del HUBU, frente a las 10,8 de la media española. «El cáncer de cérvix está claramente relacionado con el virus del papiloma humano (HPV), que es la más frecuente de las infecciones de transmisión sexual. Así, está relacionado con las prácticas y con el número de parejas sexuales, que es muy variable de unas zonas a otras por climatología, cultura... Por eso hay más incidencia en Levante, Murcia o Andalucía que aquí», destaca Rey. 

La clave de la detección precoz, no obstante es el privado, que mediante la citología y la determinación de la existencia del virus del papiloma humano, permite localizar la enfermedad «en fases preinvasivas, cuando se puede curar con cirugía o con tratamientos no mutilantes, como sí son las de los cánceres invasores (infiltrantes)», apunta Rey. Aesto hay que añadir que desde 2006 se vacuna a las adolescentes contra el virus del papiloma humano y «esas niñas tienen hoy 28 años, así que ahora notaremos si la vacuna es eficaz».

Por último, de vulva se diagnostican unos 4 casos al año, lo cual supone una tasa de 2,28 y en España es de entre 1 y 3 por cada cien mil mujeres.