Maltratadas por el sistema

A.G.
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Las auxiliares de Enfermería eventuales se suman a las críticas al Sacyl y ponen en evidencia su maltrecha situación

Maltratadas por el sistema - Foto: Diario de Burgos Miguel Ángel Valdivielso

Son las kellys de la sanidad pública.  Limpian a los pacientes, les dan de comer, se ocupan de sus cuñas, les escuchan, mantienen a punto los carros de curas y el material, ordenan la ropa de las plantas, colaboran en la administración de medicamentos por indicación de la Enfermería y se encargan, en general, de "todas aquellas actividades que, sin tener un carácter profesional sanitario, vienen a facilitar las funciones del médico y de la enfermera", según consta en el Estatuto del Personal Sanitario No Facultativo de la Seguridad Social, que se publicó en 1973 y aún no se ha actualizado. En los últimos años ha cambiado su nombre y de auxiliar de Enfermería ha pasado a técnico de cuidados auxiliares de Enfermería y las funciones, según cuentan, son muchas más y de gran responsabilidad. Un nutrido grupo de ellas, en torno a un millar, entran y salen periódicamente del Sacyl, que, denuncian, les utiliza a través de contratos precarios sin tener en cuenta muchos de sus derechos. 

Al igual que el colectivo de Enfermería, que se ha puesto en pie de guerra contra la Consejería de Sanidad por un examen de oposición que consideraron injusto, las auxiliares también están protestando por la prueba que ellas hicieron y, en general, por las condiciones en las que tienen que trabajar en el sistema público de salud. "Nos hacen contratos por días. Puede ocurrir que sean las dos menos cuarto de la tarde y te llamen por teléfono para entrar a las tres. Si lo rechazas, te penalizan y te dejan un año sin trabajar". Esto hace que para alrededor de un millar de mujeres -son mayoritarias en este colectivo- no haya posibilidad alguna de organizarse mínimamente la vida. Nunca saben cuándo van a trabajar ni tienen un calendario y la suma de contrato tras contrato hace que haya profesionales que sumen más de doscientos en quince años de vida laboral: "Queremos los mismos derechos para el personal eventual y el personal fijo, como turnos de trabajo estables, respeto del calendario laboral de la persona que se sustituye y turnos con antelación de, al menos, un mes para poder organizarnos, porque fuera del Sacyl también tenemos vida", explican.

Tampoco conocen en qué ámbito de la sanidad van a ejercer su profesión porque cada contrato puede llevarles a un servicio diferente. En este sentido, una de sus reivindicaciones tiene que ver con recibir una formación previa ante un contrato de lo que denominan "servicios especiales". Se refieren con ese nombre a trabajar en áreas hospitalarias como la UCI y la UCI Pediátrica, la URPA, Urgencias y Urgencias Pediátricas, Quirófano, Diálisis, Psiquiatría o Hematología: "Para muchas de nosotras es un shock de repente llegar a un lugar con enfermos muy críticos y que desconozcas todo y tengas que  empezar de cero y a toda velocidad. Supone muchísima tensión por la enorme responsabilidad y aunque contamos con la ayuda de los compañeros no siempre tienen tiempo para enseñarnos porque se trabaja con mucha presión. Hemos solicitado muchas veces que nos den una formación previa".

Tienen más exigencias: que su categoría cambie, ya que desde 1995 se encuentran en la denominada C2 y quieren pasar a la C1 y que se actualicen sus funciones, lo que supondría "dignificar nuestra profesión", equiparación salarial con respecto a otras comunidades autónomas y que se les concedan los días de solape como a la Enfermería. Llaman solape al tiempo que tardan -una vez terminada su jornada- en informar a las compañeras del siguiente turno sobre las condiciones de cada uno de los pacientes que tienen a su cargo, es decir, en asegurar la continuidad asistencial. En el caso de la Enfermería, el sindicato SATSE ganó ante los tribunales que se reconociera como tiempo de trabajo. 

Y todas estas críticas y peticiones las hacen desde el anonimato. Aunque muchas auxiliares se han sumado a la denominada Plataforma Afectados por el Sacylismo y han participado en la ‘quedada’ que se hizo en la Gerencia de Salud de Área, nadie quiere aparecer en una fotografía porque temen represalias: "Para muchas de nosotras podría suponer no volver a trabajar".

PEOR EN LO PRIVADO. Aunque están centradas en las críticas a la forma en la que el sistema público de salud organiza el trabajo sin tener en cuenta las necesidades de las personas, las auxiliares de Enfermería prefieren mil veces trabajar para el Sacyl antes que en los centros privados de cuidado de ancianos, que es otra de las opciones laborales a su alcance. "Las condiciones de trabajo suelen ser lamentables. Hay residencias en las que se queda una sola auxiliar para cuidar de 50 mayores y en las que tienes que hacer el trabajo sin tiempo y sin condiciones adecuadas".