El principal músculo económico de Burgos, la industria, está navegando en el negro temporal económico derivado de la crisis sanitaria de forma mucho más positiva de lo que cabría esperar en un primer momento. Entre agosto del año pasado y el de 2020, el número de compañías -con la pandemia más grave del último siglo de por medio- apenas ha variado, un hecho al que se suma la consistencia que ha mostrado la construcción y, especialmente, la agricultura.

La mayoría de fábricas y firmas industriales tuvieron que detener su actividad durante el estado de alarma, pero desde junio la creación de mercantiles no ha cesado hasta las 1.259 del pasado 31 de agosto. Las inscritas en la Seguridad Social al inicio de las restricciones de movilidad a la población, en marzo, ascendían hasta las 1.250, por lo que ya se cuentan nueve más, mientras que con respecto a agosto del año pasado el retroceso es de apenas 35.

Los datos del Ministerio de Trabajo confirman las impresiones que han ido lanzando desde la Confederación de Asociaciones Empresariales de Burgos (FAE), y que muestran cómo el principal valor del PIB provincial está sabiendo adaptarse a las duras condiciones de los mercados. Buena prueba es que, tras el parón estival, los polígonos trabajan a más del 90% de su capacidad. «Todos los sectores se han visto afectados en alguna medida, pero la industria, pese a todo lo que ha ocurrido, está solo un poco por debajo de las previsiones que se hicieron a principio de año», asegura Emiliana Molero, secretaria general de FAE, que anuncia que la creación de empresas, según datos del Registro Mercantil, está ya recuperando el ritmo del año pasado tras el bache del estado de alarma.

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