¿Quiénes son las personas altamente sensibles?

Angélica González
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La alta sensibilidad no es una enfermedad sino un rasgo del carácter poco conocido al que la Fundación Caja de Burgos le dedica un ciclo que comienza mañana. El músicoAlfonso Gutiérrez, que hace poco se ha descubierto como PAS, cuenta su experienci

Alfonso Gutiérrez - Foto: Alberto Rodrigo

Como la mayoría de las personas con alta sensibilidad, Alfonso Gutiérrez se enteró de que tenía esta condición casi de casualidad y de ello no ha pasado mucho tiempo. Fue su mujer la que encontró hace tres años un artículo en una revista en el que se enumeraban las características de los altamente sensibles y se dio cuenta de que encajaban en la personalidad de Alfonso prácticamente al cien por cien. «La persona altamente sensible recibe más estímulos que otra que no lo es y le afectan de manera más fuerte», comienza explicando este músico de dulces ojos azules y rostro alargado como de personaje de El Greco. Estamos sentados en una cafetería de ambiente tranquilo -jamás podríamos haber quedado en un bar a la hora punta del vermú- y, a modo de ejemplo,  cuenta que él en ese momento no solo está  atento a las palabras de su interlocutora sino que con la misma intensidad percibe el aroma y la temperatura del té que se está tomando y la música que suena en el local, que primero es de Pedro Guerra y más tarde, de Silvio Rodríguez. Esta es una de las partes positivas de este rasgo del carácter que, probablemente, hace a quienes lo tienen disfrutar más de las cosas que son buenas para ellos.

La menos agradable tiene que ver con las múltiples agresiones a los sentidos que constantemente está provocando una sociedad como la nuestra: «Otra cosa sería si, por ejemplo, la luz de este café fuera más fuerte o la música más estridente o que en la calle hubiera una obra o que de la cocina llegara un olor muy fuerte. No podría estar aquí. A nosotros nos afecta mucho, nos molesta hasta el punto de que evitamos estas circunstancias», añade Gutiérrez, quien desea dejar muy claro que tener alta sensibilidad no es una enfermedad ni una anomalía sino una característica de la personalidad y que tampoco tiene que ver con la denominada ‘hipersensibilidad química’ que hace que haya pacientes que tengan síntomas ante la exposición a determinadas sustancias, algo que la ciencia aún no ha constatado que así sea.

Alfonso Gutiérrez, que además de estar en el grupo musical Simoneta se ocupa de labores de gestión en el Festival Tribu, fue quien le propuso a la Fundación Caja de Burgos organizar una charla para visibilizar y normalizar la alta sensibilidad. A la entidad le gustó tanto la idea que le propusieron hacer un ciclo, el que comienza mañana con una conferencia y que incluye otra charla sobre PAS en la infancia, la emisión de una película documental y un concierto.
Como en otros asuntos que suponen una cierta novedad para la sociedad en general o cuya explicación, a veces, resulta compleja, con la alta sensibilidad suele ser eficaz explicar qué no es una PAS(son las siglas por las que se conoce a las personas de alta sensibilidad). Así, en la web personasaltamentesensibles.com, de Karina Zegers de Beijl, fundadora de la Asociación de Personas con Alta Sensibilidad de España (APASE), se indica que no son personas con altas capacidades o superdotadas ni quienes tienen una enfermedad autoinmune ni los introvertidos ni los espirituales o los susceptibles.

Siempre según esta experta, son PAStodas aquellas que se ven reflejadas en las siguientes características: reflexionan de manera profunda sobre la información que reciben, tienden a sobrestimularse o saturarse, tienen una fuerte emocionalidad ligada a una gran capacidad empática y una elevada sensibilidad sensorial especialmente en cuanto a percibir sutilezas que otras a personas les pasan desapercibidas. Esto hace que se sientan afectadas por luces brillantes, olores fuertes y ruido en general, abrumadas por el exceso de trabajo y las masas de gente, inseguras y tímidas, conmovidas por las artes y la naturaleza, dolidas por el sufrimiento ajeno y llamadas a ayudar a quien lo necesite. También tienen tendencias perfeccionistas, el umbral del dolor bastante bajo, problemas para mantener los límites personales y decir ‘no’, gran facilidad para enamorarse y dificultades para manejar con soltura situaciones estresantes.

RECONOCERLO Y ACEPTARSE. Alfonso Gutiérrez conoce perfectamente todos estos ítems y cree que hay tres asuntos  fundamentales que tiene que  tener en cuenta quien, como él, se identifique como PAS: «Es muy importante reconocerte como tal; una vez que lo reconoces, hay que aceptar que eres así y que no pasa nada, y, finalmente, saber gestionarlo, que es donde está la clave. Si eres PAS y no lo sabes gestionarlo te puede llevar a sufrir ansiedad o una depresión o a nivel social a sentirte un bicho raro». Uno de sus trucos para controlar el estrés, por ejemplo, es parar un momento cuando nota que lo que ocurre a su alrededor le está superando e intentar retirarse a un lugar calmado para, como él mismo dice, ‘resetearse’ durante unos pocos minutos y poder seguir adelante con normalidad: «Soy un tío sociable pero necesito tiempo para estar solo, conmigo mismo y mis pensamientos».

«A mí no me gustan las aglomeraciones ni los sitios con mucho ruido, así que intento evitarlos. Los sonidos fuertes son los que más me afectan, hay algunos que no puedo soportarlos», afirma Alfonso que, paradójicamente, es músico y toca la guitarra y la batería, «pero no soy de los que tocan muy alto». A nivel emocional también se siente identificado con muchos rasgos PAS: «Empatizo con los problemas de los demás y necesito mi tiempo y mi espacio de calma total para gestionar los problemas».

Desde que conoce su condición ha aprendido también a no avergonzarse de ella y a expresar lo que siente y dónde y cómo quiere estar: «Muchas veces tendemos a aguantar lo que nos pasa por no dar la nota o por no exponernos como personas sensibles y disimulamos. Pero ahora ya no me corto: elijo a los sitios donde voy y me rodeo de gente que sé que no me va a llevar a un concierto con 50.000 personas y cuando voy a un hotel me aseguro mucho que tenga las condiciones que yo necesito».