Los grafiteros borran sus pintadas para evitar multas más elevadas

I. Elices / Burgos
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La Policía Local sorprendió en Nochebuena al 'artista urbano' Toner detrás de Santa Águeda y el día 27 a un menor en avenida del Vena. Les incautaron todo el material

Los grafiteros, algunos al menos, van tomando conciencia de que lo que hacen no está bien, de que ensuciar la capital con su particular estilo no le hace gracia a la ciudadanía. Es verdad que su civismo es un poco forzado, pues en su cambio de conducta tienen que ver mucho sus padres y las multas y procesos judiciales a los que se enfrentan. En todo caso la Policía Local está observando últimamente una tendencia, que cada vez son más los ‘pintores urbanos’ que limpian sus dibujos. Eso sí, solo lo hacen cuando han sido sorprendidos por los agentes de la Ley y saben que un castigo pende sobre sus cabezas.

El pasado día 27 efectivos de la Policía Local observaron cómo un joven llevaba a cabo pintadas, sobre las 19 horas, en las traseras de la avenida del Vena número 15, en un cristal de la empresa de seguros MGS. Cuando fue interceptado los agentes hallaron en su poder los botes de pintura cuyos colores coincidían con los de su ‘obra de arte’.

Tras un hecho así los policías identifican al sujeto, que en este caso era menor, y avisan a sus padres, que se personaron en la base de la Policía Local para informar de que habían obligado a su hijo a limpiar el grafiti. Lo que no quiere decir que se vaya a librar de la multa, aunque seguramente le sea impuesta en su límite inferior, en caso de no ser reincidente.

Hasta la entrada en vigor de la Ley 4/2015 de Protección de la Seguridad Ciudadana, las sanciones se imponían en virtud de la Ordenanza de Limpieza de la ciudad de Burgos, que considera una infracción leve «llevar a cabo pintadas en lugares no autorizados, muros, mobiliario urbano, fachadas, estatuas, monumentos, etc». Las multas por este tipo de falta tenían un tope de 900 euros, si bien las que imponía la Policía Local eran entre 150 y 300 euros, estas últimas reservadas a los reincidentes.

La nueva Ley de seguridad ciudadana contiene un artículo, el 37.13, que penaliza como infracción leve los daños o el deslucimiento de bienes muebles o inmuebles. Las multas que establece esta norma para este tipo de falta se sitúa entre los 100 y los 600 euros, por lo que el Ayuntamiento de Burgos sigue imponiendo las mismas sanciones económicas que antes.

La cuantía impuesta depende de cada agente instructor, que estudia las circunstancias de cada caso. No es lo mismo que un chico al que sorprenden en la calle trate de huir y se resista que el que admite su culpa desde un principio. Y, claro, tampoco es lo mismo que tenga que limpiar la pintada el Ayuntamiento o los dueños de un inmueble a que lo haga el mismo chaval, pues es un gasto que no asume ni la ciudad ni la institución privada ‘víctima’ del grafiti.

Al margen del caso del día 27, otro conocido grafitero burgalés, Toner para más señas, fue sorprendido el día de Nochebuena a las 18,30 horas pintando un muro detrás de la iglesia de Santa Águeda, en Embajadores. Le fue decomisado el material y después borró su dibujo, firma en este caso.

Además, de actuar así es muy probable que estos jóvenes se ahorren comparecer ante la Fiscalía de Menores, pues normalmente no se presenta denuncia contra ellos. Si se emprende un proceso penal lo normal es que no llegue a juicio y que la pena consista en trabajos para la comunidad.