La mortalidad aumentó un 26% en marzo, pero no iguala datos

GADEA G. UBIERNA
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De las 391 muertes registradas el pasado marzo, hay constancia de que 110 se habían contagiado del coronavirus: 77 murieron en los hospitales de la provincia y otras 33 en residencias de ancianos

Acceso a Urgencias del Hospital de Burgos. - Foto: Christian Castrillo

Hace unos días se cumplió un mes desde que la Consejería de Sanidad informó del primer positivo en la cepa de coronavirus SARS-CoV-2 de la provincia: un hombre de 52 años con domicilio en Haro, pero que fue ingresado en el Santiago Apóstol de Miranda. Desde entonces, se han confirmado muchos más casos de contagio, fallecimientos e incluso se han curado varios pacientes. Sería fácil atribuir el incremento de mortalidad a la pandemia, pero la estadística oficial revela que son datos muy cambiantes: en idéntico período de 2017 fallecieron 420 personas. ¿Qué hubo de particular? Una epidemia de gripe que en enero había colapsado al HUBU, porque había más ingresos que altas.

El jefe de Epidemiología de la Junta, José Luis Yáñez, ha explicado muchas veces que en España no se sabe con certeza cuál es la incidencia de la gripe en la mortalidad general, y de ahí que hayan pedido financiación para poder conocer con certeza cuántas personas fallecen con el virus y por el virus. Mientras, se estima tomando como base el incremento de fallecimientos durante la campaña estacional.

En la web de la Junta se aprecia que enero, febrero y marzo de 2017 fueron meses duros para la provincia en ese sentido y, de hecho, la tasa de defunciones por cada mil habitantes de ese trimestre es la más alta de los últimos cuatros años (3,59 frente a la actual 3,35). Algo que no sucede en el resto de Castilla y León, donde hay varias provincias con la tasa de 2020 disparada: Soria (4,80), Segovia (4,11), Salamanca (3,96). La de Burgos, de hecho, es la penúltima más baja, justo por detrás de Valladolid. De ahí podría estimarse que la pandemia de coronavirus está siendo más mortífera en territorios menos poblados y envejecidos.

En la provincia, por ahora, es difícil avanzar hasta qué punto está influyendo la infección por SARS-CoV-2 en la mortalidad general. Ni siquiera en febrero, cuando como se explica en las dos páginas previas el coronavirus ya circulaba por la provincia libremente, hay un aumento significativo de las defunciones. Yen enero hubo reducción. Solo en marzo se ha registrado un incremento importante, que habrá que cotejar con los datos de los próximos meses, en los que tendremos que seguir conviviendo con la pandemia de coronavirus.

Sin confirmar. De las 391 muertes registradas el pasado marzo, hay constancia de que 110 se habían contagiado del coronavirus: 77 murieron en los hospitales de la provincia y otras 33 en residencias de ancianos. Aestas habría que añadir otros 33 fallecimientos, también en residencias, que han muerto en el último mes con síntomas compatibles con la COVID-19, pero sin que se les llegara a diagnosticar la infección por SARS-CoV-2 mediante prueba molecular. Así que no se sabe.

El primer fallecido se registró el 13 de marzo y la tendencia, lamentablemente, sigue siendo ascendente. De momento, el día más negro en la provincia fue el 29 de marzo, el pasado domingo, cuando se registraron doce fallecimientos en 24 horas.