La celebración del 8 de marzo ha llegado con polémica también a Burgos, en esta ocasión después de que el Ayuntamiento ordenara retirar los carteles de las estatuas puestos por la Coordinadora Feminista inmediatamente después de colgarlos ayer por la mañana. Según explicaba indignada Laura Pérez, presidenta de La Rueda, les avisaron de que debían retirar los mensajes de las estatuas de forma inmediata y en caso de no hacerlo se encargarían de ello los servicios municipales, como finalmente terminó ocurriendo. Sí podían ‘vestir’ de morado las estatuas, pero no podían incluir textos.

El alcalde de la ciudad, Daniel de la Rosa, salía al paso de las críticas explicando que «el Ayuntamiento no puede permitir que se utilice el mobiliario público para exponer consignas de un colectivo o entidad». El regidor decía estar de acuerdo con la colocación de elementos simbólicos como las prendas moradas con las que aparecieron por la mañana algunas de las estatuas, para lo cual las organizadoras del acto sí habían solicitado permiso, pero subrayaba que no deben convertirse en soportes para lanzar mensajes reivindicativos.

Lo equiparaba, además, a otras acciones «de otro tipo de entidades o formaciones políticas» que podrían utilizar las estatuas públicas en futuras posibles reivindicaciones. E insistía en que «como alcalde, pese a que apoyo a tope la visibilización de las reclamaciones feministas, debo salvaguardar que el mobiliario público, y en concreto varias de las estatuas más significativas de la ciudad, no sean utilizadas incorrectamente, sea cual sea su mensaje, esté yo de acuerdo parcial, totalmente o en absoluto desacuerdo».

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