Tráfico extrema el control a los camiones por los tacógrafos

Fernán Labajo
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Han aumentado las multas por no cumplir las horas de descanso. Desde la Jefatura Provincial reconocen que la pandemia ha frenado una mejoría progresiva del cumplimiento de los transportistas y buscan corregir una «relajación» generalizada.

Tráfico extrema el control a los camiones por los tacógrafos - Foto: Patricia González

Más allá de los periódicos controles de velocidad, alcohol y drogas o uso del cinturón que realiza la Dirección General de Tráfico, los transportistas que cruzan la provincia de Burgos están sometidos a continuas inspecciones dentro de un plan que cada año pone en marcha la Consejería de Fomento y Medio Ambiente de Castilla y León. Los agentes de la Guardia Civil examinan el estado de los vehículos y, en especial, de los tacógrafos, elemento esencial para saber si los conductores cumplen escrupulosamente las horas de descanso. Pero el vacío de las carreteras durante muchos meses de 2020 generó, a juicio de los expertos, cierta impunidad. Y eso se percibe también en los datos. Hubo menos controles, sí, pero exactamente las mismas sanciones que el año anterior. Unas conductas que suponen un pequeño frenazo a una mejoría que se había conseguido con el paso del tiempo.

El pasado año no fue una excepción y una vez más ocho de cada diez sanciones a transportistas dentro el marco de las inspecciones de la Junta fueron por no respetar los periodos de parada de los vehículos. De las 1.446 actas de denuncia levantadas en la provincia de Burgos 1.265 estaban relacionadas con irregularidades en los tacógrafos, en los discos o por conducción ininterrumpida. Fueron 15 más que el ejercicio anterior, en el que, sin embargo, hubo casi 1.000 controles más.

El jefe provincial de Tráfico, Raúl Galán, achaca este ligero incremento a que durante el estado de alarma «se permitió más horas de conducción» para facilitar el traslado de bienes de primera necesidad. «Probablemente hubo conductores que se acostumbraron a esa permisividad y cuando terminó el confinamiento y comenzamos las inspecciones subieron las infracciones. No sé si por desconocimiento o porque decidieron normalizar esas conductas», explica.

En cualquier caso, matiza Galán, con los transportistas pasó «lo mismo que con el resto de conductores», que hubo una «cierta sensación de impunidad y una tendencia a infringir las normas». Esto es algo que ha traído de cabeza a la DGT, que ha tenido que reforzar las campañas para evitar comportamientos al volante que ya parecían olvidados e incrementar la concienciación. Y los vehículos pesados no han sido ajenos a toda esa «relajación».

 

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