«Me produce mucha angustia ver mi isla de La Palma así»

L.M.
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César Arrocha llegó desde La Palma a Burgos en 2006. En su ciudad natal vive su familia, con la que está en permanente contacto

Arrocha sigue de manera constante la evolución del panorama en su añorada Santa Cruz de La Palma. - Foto: Jesús J. Matí­as

A casi 2.000 kilómetros de su querida Isla Bonita, César Arrocha sigue desde Burgos el minuto a minuto de la erupción volcánica en Cumbre Vieja que tiene en jaque a sus vecinos.Este canario, oriundo de Santa Cruz de La Palma, su capital, emigró en 2006 hasta Burgos dejando atrás a su padre, su madre y sus cuatro hermanos.«El domingo estaba hablando con ellos y viendo por internet las noticias de la televisión local cuando se produjo la explosión. Fue una imagen impresionante», recuerda. 

Él se llevó un enorme susto, aunque el de los suyos fue aún mayor ya que notaron perfectamente la vibración de la tierra y la posterior columna de humo.«Se ve desde todos los puntos y ese es el problema», admite. Al estar la ciudad al otro extremo del foco del volcán, el día a día de sus habitantes es de cierta ‘normalidad’, aunque siempre con el miedo a nuevas réplicas o a las posibles lluvias ácidas derivadas de la ceniza y el contacto de la lava con el mar. «Mochilas, linternas, papeles importantes, pilas, agua embotellada, ropa de recambio... tienen todo a mano por si acaso», asegura.

En el plano personal, Arrocha lleva cinco años sin poder desplazarse hasta su tierra natal, lo que está haciendo aún más duro este momento. «He llamado a varios amigos por si hace falta que vaya y les eche un cable, pero de momento está controlado», indica. El principal temor que ronda su cabeza y de a buen seguro todos los palmeros es la fragilidad de los edificios. «Son construcciones en bloque de hormigón muy humildes.A poco que se mueva la tierra por culpa de un nuevo terremoto pueden venirse abajo rápidamente», advierte.
Sea como fuere, no quita el ojo a la televisión o al grupo de Whatsapp que tiene con su familia y allegados.«Las imágenes dan mucha pena y angustia, sobre todo por la gente que vive allí (...)».

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