«Me cuesta aguantar la 'agresividad' de Madrid»

I. PASCUAL
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Retratos del Burgos olvidado (XVII) | Javier Fesser, Mario Casas, Paco León... El del cine y la publicidad era el mundo de Marina Ortiz Lenoir-Grand hasta 2013, cuando cambió Madrid por San Vicente y a aquéllos por amigos como Blanca y Tinín

Marina Ortiz Lenoir-Grand, directora de producción y empresaria de turismo rural. - Foto: Luis López Araico

Yel Goya a la mejor dirección de producción es para ... Luis Manso y Marina Ortiz por La gran aventura de Mortadelo y Filemón, dirigida por Javier Fesser. Leen bien, muy bien, porque efectivamente, la protagonista de nuestro retrato de hoy tiene un Premio Goya, esa estatuilla que cada mes de marzo entrega la Academia de Cine a las mejores películas y a quienes las hacen posible. Era el año 2004 cuando Marina subía al escenario a recoger ese premio. Y casualidad o no, lo cierto es que hoy Marina tiene una buena excusa para revivir aquel día y aquel momento, porque esta noche es la noche de cine español, como suele denominarse a la gala en la que se entregan los Goya. Así que seguro que será una jornada de recuerdos y tal vez de algunas añoranzas.

Hoy, aquel Goya está lejos de Madrid, la ciudad en la que ha vivido Marina hasta hace 8 años. Hoy, ese Goya es un vecino más del maravilloso pueblo que es San Vicente del Valle, situado frente a la cara norte de la Sierra de la Demanda, y en la sur de los Montes de Ayago, a poco más de 5 kilómetros de Pradoluengo. Esos montes y una arquitectura popular singular es la que se encuentra cada mañana esta directora de producción metida a empresaria rural y animadora cultural de la zona, junto a un grupo de vecinos en los que ha encontrado una familia que ahora no cambia por nada, dice, aunque también es verdad que entonces tampoco cambiaba su trabajo, «que me encantaba». En cada etapa ha dado lo mejor de sí, pero lo que tiene claro es que no se arrepiente de la decisión que tomó en el años 2013.

Marina es una privilegiada, lo dice ella misma, vivir en un entorno como el que la rodea es eso, un privilegio, como lo es regentar la vivienda turística La Casa de Enmedio, pese a este año tan difícil para el sector por la covid, y como es un privilegio contar con vecinos que son más que eso, son amigos, como Blanca, Tinín, Vito o José Carlos, con los que intenta dinamizar la vida del pueblo, la comarca y unirse a los movimientos que luchan contra la despoblación y por los servicios como sanidad, telefonía o internet. Ella ha tenido que contratar un satélite para poder tener internet y trabajar aquí. 

Así que antes se rodeaba de profesionales como Aurelio, el naturalista mano derecha de Rodríguez de la Fuente, presentadores como Jesús Vázquez, directores como Fesser, su hermano Guillermo o Paco León, o actores con los que ha rodado anuncios, como Mario Casas o Úrsula Corberó, y ahora su mundo es más reducido, ya que apenas son una decena los vecinos que residen habitualmente en el pueblo, pero le bastan y dice que cada vez le cuesta más ir a su ciudad, a Madrid, donde esa agresividad que encuentra le incomoda. Agresividad en el sentido de tanta gente, tanta circulación, tanto estrés, tanta actividad... «Seguro que también la había antes pero estaba inmersa en ella, formaba parte de ella y no era consciente, es como lo del bosque que no te deja ver los árboles», dice. 

Y a estas alturas del texto surge la pregunta, ¿cómo vino a parar Marina a San Vicente, como es posible que un día, a sus ya 45 años decidiera cambiar ese mundo que desde fuera parece todo glamour por un pequeño pueblo burgalés de la España Vaciada, cuando además desde muy jovencita tenía muy claro que quería dedicarse al mundo de la producción? Su hermano tuvo mucho que ver, porque él fue quien construyó, con sus propias manos, la casa en la que hoy vive Marina, ella en la parte de abajo y en la de arriba los que vienen a alojarse para quizás, como ella hizo un día, alejarse del mundanal ruido. La casa iba a ser para él, pero por diversas circunstancias, finalmente no se quedó a vivir en San Vicente, momento que Marina se la compró... y hasta hoy. 

En aquellos momentos, hacia el año 2010, las dificultades eran grandes en el sector del cine y la publicidad en los que trabajaba y decidió dejarlo, consciente de que tenía que reinventarse, en otro mundo que también le gustaba, el del turismo. No se ha despegado del todo, porque aunque sin estar ligada por contrato a la última productora en la que trabajó, Púgil Film, de vez en cuando la llaman para producir algún rodaje, entonces hace la maleta y deja San Vicente por unos días o semanas. También acude a algunos festivales de jurado, como Sitges o Málaga, pero no desde hace un año por la pandemia.

Marina empezó estudiando Turismo, pero no terminó porque le surgió la posibilidad de entrar en una productora de documentales de naturaleza, Ecofor, su sueño desde pequeña; todo lo que sabe y ha aprendido ha sido trabajando día a día, haciendo series como Osos y Madroños para Tele Madrid, o vídeos documentales para el entonces ICONA. Tras esa primera etapa le llegó el gran salto a Pendelton, la productora de Javier Fesser y Luis Manso, pasando a trabajar en la producción de publicidad en formato cine. Recuerda que su primer anuncio en 35 mm fue de Fairy. Y en Pendelton llegó a ser directora de producción, trabajando en casi todas las películas de Fesser. Después vendría Púgil Film hasta 2013. Y a partir de ese año, su vida en San Vicente. Para qué más, con lo que le gusta salir en pijama a coger la leña...