El cultivo de trufa, cada vez más rentable

I.P.
-

La provincia se mueve en unos 4.000 kilos anuales recolectados, aunque aún hay muchas plantaciones a la espera de dar fruto. La sequía estival ha mermado el rendimiento esta campaña y provocado una subida del precio hasta los 1.000 euros el kilo

El cultivo de trufa se estabiliza en unas 700 hectáreas pero la producción se duplica en 3 años. - Foto: Valdivielso

Tres décadas después de comenzar a introducirse las plantaciones de trufa en la provincia, con la puesta en marcha de cultivos experimentales por parte de la Junta de Castilla y León en localidades como Nebreda, Peral de Arlanza o Santa María del Campo, el cultivo se ha extendido por buena parte del territorio burgalés, aunque las principales plantaciones se localizan fundamentalmente en las comarcas de Lara, Arlanza y Ribera del Duero. El boom del cultivo atrajo tanto a agricultores como a ingenieros agrónomos o profesionales de otros ámbitos que vieron en la trufa un buen modelo de desarrollo rural por lo codiciado del producto y los precios que alcanza en el mercado, máxime los años en los que bajan la producción por la condiciones climatológicas, como sucede en esta misma campaña, aunque la inversión de inicio también supone un buen desembolso.

En la provincia burgalesa el cultivo se ha estabilizado en los últimos años en torno a las 700 hectáreas, aunque en la PAC, según los datos del     Servicio Territorial de Agricultora de la Junta, el año pasado solo se registraron 125 hectáreas, lo que pone de manifiesto que pese al importante número de truficultores, las fincas declaradas son bastantes menos.

Algo similar pasa con los productores; su número es difícil de concretar porque no todos forman parte de la Asociación de Truficultura de la Provincia de Burgos (Atrubur), que en estos momentos está integrada por unos 70 socios, aunque sí está en manos de éstos el mayor número de hectáreas, en torno a unas 500.

Según explica Rubén Heras, presidente del colectivo y uno de los pioneros en iniciar el cultivo en la comarca de Tierra de Lara, el principal cambio experimentado en los últimos años es el rendimiento que han comenzado a dar muchas plantaciones al superar ya los 9 ó 10 años, de tal manera que si en 2020-2021 la producción rondaba  los 2.000 kilos, con más o menos las mismas hectáreas, en estos momentos estaríamos hablando de 4.000 o algo más. Heras incide en las nuevas técnicas que se han introducido en este cultivo y en la incorporación en la última década de productores muy profesionales, que tienen plantaciones grandes, aunque la mayoría de truficultores burgaleses tiene entre 3 y 5 hectáreas. En todo caso, Heras reconoce cierto hermetismo entre los productores, poco dados a informar de los kilos que recolectan.

Otro de los aspecto que confirma el presidente de Atrubur es la consolidación del regadío en las fincas de trufa, lo que también incide en la mayor producción y calidad, una apuesta que en años de sequía estival y altas temperaturas como fue 2022 es vital para la rentabilidad de las plantaciones.

Uno de los principales productores de la provincia, con plantaciones también en Palencia, es Jaime Olaizola, ingeniero de Montes. Es uno de los socios de dos de las mayores extensiones, ubicadas en Tórtoles de Esgueva y Caleruega. En esta última localidad, la plantación cuenta con 15 hectáreas jóvenes que son aún improductivas y que se espera que comiencen a dar fruto el próximo año. Además, este proyecto en manos de la Sociedad Instituto Trufero se está ampliando en  5 hectáreas más. Olaizola comparte titularidad con José Ignacio Díez y un tercer socio. 

En Tórtoles, la explotación de la sociedad Trufas del Cerrato que Jaime Olaizola comparte con otros socios, cuentan con 30 hectáreas, de las que en estos momentos 5 son productivas; estas ya en 2022 con  cinco años plantadas, comenzaron a producir. El resto son aún jóvenes, con apenas tres años. 

Olaizola no responde al perfil del productor tradicional. Su profesionalidad y la de sus socios, introduciendo nuevas técnicas en el cultivo y novedosos sistemas de regadío para aprovechar al máximo el agua están dando sus frutos. Asegura que ellos son claros y que precisamente quieren contar las cosas como son para que el cultivo en toda la provincia se vaya profesionalizando. Así, Olaizola no tiene reparos en decir que, pese a que en líneas generales la campaña está siendo baja en producción -por el exceso de calor y la falta de lluvias- ellos están recolectando «como nunca», con una rentabilidad de unos 40 kilos por hectáreas, gracias, eso sí, a la introducción de técnicas relacionadas con la biotecnología de los hongos, como un sustrato especializado para hacer los 'nidos truferos', un inóculo de trufa certificado genéticamente y una bacteria que hace de biofertilizante; «con todo esto y haciendo una buena gestión, las labores y podas adecuadas, estamos consiguiendo con 9 años producciones que se esperan a los 15», reconoce. Además, añade que este año se está pagando la trufa muy cara al productor; en estos momentos a 600 euros el kilo, pero ha llegado hasta los 1.000 euros, reconoce. 

Pero además, Trufas del Cerrato cuenta con un laboratorio en Palencia, IDforest Biotecnología Forestal Aplicada S.L., que se dedica a los análisis de suelo y a la mejora de la producción, tanto en España como a nivel internacional. Por otra parte, con sede en Tórtoles, Olaizola y su mujer han creado la empresa Trufbox de comercialización, con lo que cierran el ciclo. Olaizola explica que exporta a Alemania, Finlandia, Francia y Australia. 

Este productor añade que cuando las cosas se hacen bien, los resultados se ven, y reconoce que este año también a la provincia le ha acompañado la suerte porque las producciones en los países mediterráneos han sido malas por la sequía, a lo que se suma que en Teruel, la provincia más trufera del país, la recolección se ha reducido al 50% debido al ataque de una plaga de mosquitos. 

En cuanto a otros productores burgaleses, la mayor parte reconoce que no está siendo buen año, comenzando con el propio Rubén Heras en la plantación de Quintanalara, así como Tomas Camarero, también miembro de Atrubur y  con explotación en Briongos de Cervera. Ambas localidades fueron pioneras en sacar a subasta fincas públicas para plantaciones. Otros importantes productores y con buenos rendimientos, recuerdan Heras y Camarero, son Santos de Roca, en la localidad de Covarrubias, y Juan Zayas, en Brazacorta. 

Alberto Pérez, por su parte, tiene 3,5 hectáreas en Villagonzalo Pedernales, en el límite con Albillos que plantó hace 13 años. Se muestra bastante desencantado porque no obtiene el rendimiento deseado «pese a hacer las cosas bien», añade, aunque sin perder la esperanza porque ya está pensando en cómo mejorar el cultivo. En la misma línea parece ir la finca de algo más de 5 hectáreas de José Hermoso, en Santa María del Campo, aunque en este caso su dueño reconoce que  «la ha ido abandonando un poco».