El veneno sigue matando fauna

G. Arce
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En la última década se han analizado 243 casos por intoxicación aguda de aves en Burgos, muchas protegidas y en peligro de extinción. El uso de tóxicos acarrea multas de hasta 200.000 euros, clausura de cotos de caza y de ayudas de la PAC

El veneno sigue matando fauna


El uso de cebos envenenados en el medio natural es una práctica ilegal venida a menos, perseguida concienzudamente y repudiada por la opinión pública, pero aún está muy lejos de erradicarse en el mundo rural. De hecho, estamos ante una de las principales causas de mortandad animal tras los traumatismos provocados por los accidentes, las colisiones con las palas de los aerogeneradores y tendidos eléctricos y las electrocuciones, con el agravamiento de que el uso de veneno es un acto totalmente intencionado cuyas consecuencias y efectos secundarios son ciegos, indiscriminados y difíciles de cuantificar.


Hace unos días, al Centro de Recuperación de Animales Silvestres de Burgos (CRAS), ubicado en Albillos, llegaban los cadáveres de 12 aves fulminadas por el veneno en el entorno de Soria capital y Golmayo: 4 milanos reales (en peligro de extinción), 6 milanos negros y 2 cigüeñas blancas. A ellos se sumó un alimoche, que sobrevivió a lo que apunta como una ingestión de cebos impregnados de carbofurano, un pesticida muy tóxico y habitual en las necropsias junto con el Aldicarb. ¿Qué finalidad persiguen estas muertes...? ¿Quién las provocó...? Difícil respuesta.


Cada año se analizan entre 100 y 200 casos de envenenamiento en Castilla y León, aunque la Junta reconoce que el número de episodios es variable según los años y las épocas del año, siendo más frecuentes en primavera y otoño. Todos los cadáveres que llegan a un CRAS son sometidos a una necropsia para determinar las causas de la muerte y todos los casos de envenenamiento van a parar a una base de datos que  permite hacer un seguimiento a estas prácticas ilegales.

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Castilla y León cuenta con una estrategia para la lucha integrada  contra el uso ilegal de cebos envenenados desde 2011 y desde hace dos años hay en marcha un plan de acción para erradicar estas prácticas en el medio natural. Los protocolos activos pasan por la prevención, seguimiento y vigilancia de los espacios naturales; la actuación de los agentes medioambientales y celadores ante el hallazgo de indicios de veneno (cebos, muestras, cadáveres, etc.); y el trabajo de los CRAS en la realización de necropsias que afecten a las especies protegidas. Asimismo, se cuenta con una red de laboratorios toxicológicos para realizar los análisis de las muestras.


La Junta ha destinado 600.000 euros desde 2018 para la realización de analítica toxicológica de todos los casos con síntomas de intoxicación sobreaguda.


Existe, por último, un protocolo de actuaciones administrativas y de coordinación con la vía penal. Envenenar sale muy caro...

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SANCIONES.

La Ley de Conservación del Patrimonio Natural de Castilla y León establece la obligación de comunicar a la Consejería competente la existencia de ejemplares heridos o muertos de fauna silvestre y, en especial, de indicios de posibles envenenamientos por parte de los titulares de los aprovechamientos agrarios o cinegéticos, así como por todos los ciudadanos. El incumplimiento de esta obligación es también infracción grave, con sanción de multa de 5.000 a 200.000 euros y posibilidad, entre otras, de cierre o suspensión de la actividad.


En los últimos años, los envenenamientos han motivado varias actuaciones administrativas. Así, en el conjunto de Castilla y León, se han abierto 6 expedientes de posibles incumplimientos de la condicionalidad de las ayudas de la PAC y se han publicado 26 resoluciones de cierre de cotos de caza por periodos comprendidos entre los 2 años y los 5 años por envenenamientos de fauna silvestre.

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Solo en el año 2016 se cerraron 5 cotos por un periodo de 5 años por episodios de uso ilegal de cebos envenenados, lo que supuso un grave quebranto económico para los municipios afectados (que ven suspendida una de sus principales fuente de ingresos) y para los aficionados a la escopeta. Son los otros efectos colaterales del veneno...
En Burgos se declaró la suspensión del coto de Puentedura durante 5 años por la aparición de 4 milanos reales envenenados. Y no ha sido el único municipio afectado por esta dura medida. Así, en Castrojeriz la actividad cinegética de la caza menor quedó suspendida en parte de su coto por dos años en 2008, tras los hallazgos de cebos envenenados y la "muerte intencionada de grandes rapaces" cuyos cadáveres se intentaron ocultar, según dictaminó la Junta en aquel momento.


Anteriormente, habían sufrido similar ‘castigo’ las localidades de Pampliega y Villaquirán. En 2007, la Dirección General de Medio Natural suspendió la actividad del coto en la totalidad de la extensión de ambos términos municipales por un periodo mínimo de dos años tras el hallazgo de 6 cadáveres de águilas reales y un de busardo ratonero entre el 14 de enero y el 8 de febrero de 2007. El laboratorio forense detectó en las muestras analizadas restos de cianuro y de Aldicard. Nadie fue detenido ni imputado como responsable de estos hechos.


BURGOS 

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Las duras medidas sancionadoras no han erradicado el veneno del todo. En el CRAS de Albillos han ingresado por intoxicación 243 ejemplares en la última década. La mayoría son traídos a este centro por los agentes medioambientales y celadores de Medio Ambiente, así como por el Seprona de la Guardia Civil. En la inmensa mayoría de los casos fueron cadáveres impregnados con los dos pesticidas mencionados. La procedencia de los ingresos fue Palencia (92 ejemplares), Soria (80) y Burgos (55).

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Las especies más afectadas son el milano real y el buitre leonado, aves carroñeras para los que Burgos supone su refugio y supervivencia. Solo de milano real, una especie protegida, en los últimos siete años se han producido 344 ingresos de ejemplares muertos en el conjunto de Castilla y León.