Martín Berdugo usa teledetección por satélite para sus viñas

L. NÚÑEZ
-

La bodega analiza, prácticamente cepa por cepa, las enfermedades en cada zona de sus 87 hectáreas

Antonio Díez destaca que las nuevas tecnologías les permiten conocer mejor el comportamiento de las plantas. - Foto: L.N.

En la bodega Martín Berdugo nada se deja al azar. Todo está perfectamente controlado. Desde el estrés que puede sufrir una línea de cepas hasta la competencia que, en ocasiones, ejercen las hierbas sobre el viñedo. Datos que monitorizan de manera constante gracias al empleo de herramientas como la teledetección por satélite y avanzadas técnicas de análisis de datos. Después, la interpretación de toda esa información les permite tomar unas decisiones u otras de cara a mejorar la calidad de sus viñas. 

Aunque su gerente, Antonio Díez, explica que ya llevan unos años aplicando nuevas tecnologías relacionadas con la viticultura de precisión, desde hace unos meses han iniciado un nuevo proyecto (Vidimag) en colaboración con el Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (Itacyl), que se basa en las imágenes de satélite de la constelaciónSentinel-2 ofrecidas por la AgenciaEspacial Europea. 

Esas fotografías permiten a los técnicos de la bodega catalogar al detalle las distintas zonas que existen dentro de sus 87 hectáreas de viñedo enAranda de Duero. Aunque a simple vista pueda resultar difícil de apreciar, los gráficos que manejan en Martín Berdugo reflejan distintos vigores ya sea por la diferencia de suelos o el estado hídrico del cultivo. En función de cada terreno, después se obtienen distintas calidades de uva. «Ya no es que nuestro vino sea de la Ribera del Duero, ni de Aranda, ni tampoco de parcela, es todavía más pequeño: somos capaces de identificar la calidad de uva por las líneas», asegura Díez, explicando que dentro de otro proyecto de I+D+i que arrancaron en 2017 colocaron una serie de puntos de control, con unos sensores, repartidos por todo el viñedo que aportan información adicional para conocer la evolución de la planta en cada zona. 

Información que también incluye la afección de distintos patógenos. Díez subraya que están analizando cepas afectadas por enfermedades de la madera y entendiendo porqué. En ese intento de profundizar en el conocimiento de cada palmo de su terreno, estudian si en las vetas más frescas existe más afección de ciertas patologías ya que al haber mayor humedad, los hongos se desarrollan más fácilmente. Lo ideal, continúa, es llegar a alcanzar un conocimiento que permita controlar que en una zona determinada del viñedo la calidad de la uva es para elaborar, por ejemplo, un vino joven y que, además, puedan controlar si existe más incidencia de una patología concreta. 

«Haciendo un pequeño esfuerzo económico que tampoco es muy significativo se consiguen resultados increíbles. Sabes cuáles son las zonas con más vigor, con menos, dónde puede haber más enfermedades...», dice, para agregar:«Lo interesante es comparar cada año la evolución de esas zonas y para ello no sirve sólo con la memoria, tienes que apoyarte en otro tipo de herramientas». 

Así, entre el saber hacer que acumula siglos de historia y las ventajas que aportan las nuevas tecnologías, las bodegas son capaces de anticiparse a determinados acontecimientos y, sobre todo, conseguir viñedos más eficientes. Todo ello empleando manejos culturales como el deshojado, el sembrado de hierba o quitando ‘nietos’ para intentar disminuir el número de tratamientos con fitosanitarios. «La tecnología no te evita salir al campo, que es la realidad», precisa. 

A largo plazo. Díez confía en que esta colaboración con el Itacyl, en principio por dos años, desemboque en una relación a largo plazo y enlacen distintos proyectos. «Al final nace por inquietud, tras encontrar gente que vibra en tu misma sintonía», la de apoyarse en datos objetivos para decidir y no sólo atender a los síntomas externos de la planta. Finalmente, el gerente de Martín Berdugo espera que este tipo de tecnologías se traduzcan en un ahorro de tiempo.