"Esto es más tranquilo que un cementerio; aquí no hay vida"

R. PÉREZ BARREDO
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Abajas es uno de los municipios de la provincia con menos población. Una de sus pedanías ya se deshabitó hace 40 años. Una treintena de vecinos resisten heroicamente, entre ellos, Liborio Rojas y Eliseo Rodríguez

Eliseo Rodríguez: "No hay juventud; ¿quién va a querer venir si no hay en qué trabajar?". - Foto: Patricia

En esta hora primaveral, el paraje de Las Torcas se exhibe exultante, con una belleza casi dañina. Los vallejos muestran la tierra intensamente rojiza punteada de arbustos verdes y de las nogalas que, como tótems telúricos, despliegan sus frondosas copas. En el pueblo de Abajas reina el silencio, sólo interrumpido por los ladridos de un perro y el cláxon del panadero, que ha detenido su furgoneta a la entrada del pueblo. Allí está comprando una barra Eliseo Rodríguez, de 70 años, uno de los treinta habitantes que hay censados en el municipio, uno de los que menos densidad de población tiene de toda la provincia: Abajas es la capital y el único pueblo habitado; el otro, Bárcena de Bureba, está despoblado desde hace cuatro décadas.

Eliseo nació en Abajas, emigró a Madrid, donde ha trabajado y vivido hasta su jubilación. Cuando ésta llegó, regresó al pueblo. "Aquí hay mucha tranquilidad", dice, "pero te tiene que gustar", apostilla. No le sorprende que su pueblo esté en la lista de los que se hallan en peligro de despoblación. "Ya se quedó vacío Bárcena. Y es que aquí no hay juventud. ¿Quién va a venir aquí? Si al menos hubiera alguna fábrica... Podría ponerse alguna de patatas, por ejemplo, que se dan muy bien aquí. Porque ni ganadería hay ya. Dentro de poco no va a quedar nadie por aquí", apostilla.

Apoyado en el quicio de la puerta de su casa encontramos a Liborio Rojas, 82 años, quien también ha conocido épocas mejores, una Abajas llena de vida que contrasta con el vacío actual. Es muy gráfico en este sentido. "Esto es más tranquilo que un cementerio", señala. Vive Liborio esta realidad "con resignación" porque está convencido de que la sangría poblacional "no tiene arreglo. Los políticos no hacen nada. No les interesa el medio rural. No hay médico, y menos mal que sí tenemos un autobús que te acerca a Briviesca. Pero más allá de eso, nada. Aquí no hay vida", concluye.

Liborio Rojas, vecino de Abajas.
Liborio Rojas, vecino de Abajas. - Foto: Patricia González

Bárcena como ejemplo. Muy cerquita de Abajas se encuentra la pedanía de Bárcena de Bureba. De ella da fe un cartel casi oculto por la maleza. Y son los árboles, y la yedra, y más y más maleza los que casi impiden ver el caserío de este pueblo, deshabitado a comienzos de la década de los 80. Sobresale la espadaña de su iglesia. El resto es una ruina: casas derruidas, desventradas, sólo acariciadas por el rumo del río Castil, que tampoco se deja ver en la hondonada entre la vegetación, que ha ido cubriendo todo, como el tiempo. "Tarde o temprano Abajas acabará como Bárcena", señala otro de los vecinos del municipio.