"China ya es una potencia mundial en extensión de viñedos"

I.L.H.
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Diego González Barbolla, Mejor Sumiller de España 2019, nacido en Covarrubias y que trabaja en Londres, analiza en una entrevista el presente y el futuro del mundo del vino

"China ya es una potencia mundial en extensión de viñedos" - Foto: Miguel Ángel Valdivielso

Es la primera vez que un sumiller burgalés consigue alzarse como campeón de España. Diego González Barbolla lo hizo el miércoles, tras ganar hace un mes el título regional. Antes de regresar a Londres, al hotel The Vineyard donde trabaja, y a continuar con su máster de sumiller (MS), charlamos con él de lo que más le gusta. Le dedica el premio a la Asociación de Sumilleres de Burgos (ASBu) «sobre todo a la presidenta, Alba Nelly Rosso, que es el hilo de unión», a su compañero Fernando Mayoral «que tan bien transmite, que sigue viajando, formándose y motivándonos a todos», a sus profesores, la familia y a gente como Paco Berciano y Maribé Revilla, de El Lagar: «Es tanta la gente que no podría enumerlas a todas».

Una vez asimilado el premio, ¿qué pasa por su cabeza un día después?

Todavía estoy en una nube. Es una distinción que no se había conseguido nunca en Burgos y resulta una recompensa muy gratificante a un trabajo colectivo.

¿Tiene consciencia de su primer recuerdo con el vino?

Supongo que sería mezclado... -ríe-, con Coca Cola. Pero, espera, tengo el recuerdo de niño en Covarrubias, donde pasábamos las vacaciones, y nos daban pan, azúcar y vino. Con el pan de hogaza que se quedaba duro, rodeado de mis padres y mis tíos. Nosotros no teníamos viñedos, pero lo vinculo a las bodegas de algún vecino, con el porrón y las chuletillas.

¿Y cuando fue consciente de que el vino le gustaba más de la cuenta?

Eso lo tengo claro. Estaba estudiando en Lejona (Vizcaya) segundo de Hostelería y la asignatura de Sumiller me atrapó. Me resultó un tema muy entretenido porque abarcaba no solo el vino como tal, sino geografía de territorios, ríos, paisajes, cadenas montañosas, enología...

Hoy todos parecen expertos en vino... ¿Está la profesión de sumiller realmente valorada?

Cada vez más. Queda mucho porque si nos comparamos con los cocineros estamos  todavía muy lejos. Pero vamos por el buen camino. Los concursos, la formación, el papel de los distribuidores... Todo llegará.

Ha superado el primero de los cuatro niveles del máster de sumilleres (MS), la prestigiosa certificación que poseen menos de 300 personas en el mundo. ¿Qué se aprende y por qué desea ese título?

Para mí el Campeonato Nacional es solo el principio. Está genial, evidentemente, pero queda mucho por recorrer. Este máster es muy largo y complicado y exige conocimientos profundos de legislación, marcas, elaboración, enología... y son muy exigentes con el lenguaje (en inglés, además). No es lo mismo horneado que asado a la hora de describir un sabor. Además en la cata tienes 25 minutos para 6 vinos y la prueba de servicio es realmente difícil.

Vinos buenos hay en todo el mundo. ¿Qué país está despuntando?

China va a ser una potencia mundial en breve, en extensión de viñedos y también porque se bebe mucho. Luego hay otros como Eslovenia, Georgia, Rumanía, Brasil...

El vino rosado es el patito feo. ¿Por qué cree que ocurre y convénzame de lo contrario?

No merece serlo. Hay que buscar el momento pero es un vino muy versátil. Va muy bien con entrantes y para alternar con pinchos. Como su temperatura es más fría que el tinto, tiene ese punto refrescante y hay una gama muy interesante que va desde los pálidos a casi tan oscuros como el tinto.

En un ránking del mes de enero encabezan los vinos más caros Teso La Monja, de Toro (1.000 euros la botella), La Faraona (Bierzo) y Pingus (Ribera, que cuesta 800). Aunque entre los diez primeros hay otros cuatro Riberas... ¿qué tiene de especial este vino de Toro?

En Castilla y León en general tenemos viñedos espectaculares y Toro es una de las zonas que aunque conocida, tiene mucho por descubrir. Conserva viñedos muy viejos y en esta bodega están vinculados al vino desde siempre. Tiene un suelo especial con condiciones óptimas, utilizan una barrica en forma de huevo y además hacen una edición limitada. También influye el márketing, claro.

¿Cuánto es lo más que ha pagado por una botella?

Pruebo muchos y muy caros, pero que yo haya pagado... unos 100 euros a precio de distribuidor. Era un vino de la zona de Loira (Francia).

Descúbranos uno de Burgos, y no vale El Temido del Arlanza, que sabemos es de sus preferidos.

-Ríe-. Diré Dominio del Pidio, blanco de la variedad albillo.