Ray Bradbury, el eterno visionario

Jorge Font
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La editorial Minotauro rinde justo homenaje al autor de 'Crónicas marcianas' con la edición de 'Ayermañana' y 'Conduciendo a ciegas'

Ray Bradbury, el eterno visionario

Con motivo del centenario de su nacimiento en 2020, la editorial Minotauro está haciendo una gran labor de reedición recuperando la extensa obra de Ray Bradbury, siendo Conduciendo a ciegas y Ayermañana los más recientes lanzamiento de uno de los más grandes autores de la literatura moderna. 

En todas las artes existen individuos que van más allá de cumplir con su rol, que se distinguen de la mayoría revelándose como una pieza indispensable y permaneciendo inmortales en el imaginario colectivo por una u otra razón. Si nos centramos en el siglo XX, más concretamente en el ámbito de la ciencia ficción, uno de los referentes es, sin duda, el estadounidense. 

Ray Douglas Bradbury (1920-2012), natural de Illinois, comenzó su idilio con la escritura a muy temprana edad, a los 12 años ya escribía relatos cortos en el colegio y en 1938 publicó su primer relato en una revista. Se graduó en Los Ángeles, donde pronto dejó su trabajo como vendedor de periódicos para volcarse completamente en el fantástico mundo de la escritura de forma cada vez más inmersiva. 

Cierto es que se suele catalogar a Bradbury como escritor de ciencia ficción por destacar más en ese género, pero este autor tiene una producción que toca diferentes géneros: desde la ciencia ficción al terror, pasando por la fantasía o el costumbrismo. Con un estilo propio basado en una prosa muy cuidada, casi poética, descripciones exhaustivas y un uso de largas enumeraciones y repeticiones como si fueran tics nerviosos. Herramientas con las que da mucho más énfasis a su narrativa, y, por ende, hace que el lector caiga más profundamente en ella. 

Prolífico

Su obra se caracteriza por un hambre voraz que resultó en una producción muy prolífica que abarca alrededor de 400 relatos cortos y multitud de novelas, además de diversos poemas y ensayos como Zen en el arte de escribir, donde el autor nos sumerge en su forma de disfrutar de la escritura plasmándola como una necesidad y una celebración al mismo tiempo. Pero si tuviéramos que destacar algunas de sus obras, serían las que más le encumbraron y las obligatorias para cualquiera que se adentre en su visionario universo. Alcanzó la fama con Crónicas marcianas en 1950, un maravilloso conjunto de relatos con la colonización de Marte como temática global de fondo. Una disección del ser humano y una crítica a la sociedad de la época que continúa siendo muy vigente hoy en día. 

La preocupación y advertencia sobre una futura sociedad que se ha dejado llevar por la tecnología abandonándose a sí misma por el camino será un tema muy recurrente en muchas de sus obras y verá su máxima expresión en su novela de 1953, Fahrenheit 451, quizá su obra más conocida, donde la sociedad ha ido censurando el conocimiento que proporcionan los libros hasta prohibirlos en busca de una supuesta felicidad dejando como resultado una Humanidad aborregada e ignorante. Otras de sus grandes obras son: El hombre ilustrado, El vino del estío o La feria de las tinieblas. En ellas priman la ciencia ficción y la fantasía, que la mezcla con lo costumbrista. 

Sin embargo, aunque destaquemos algunas de sus novelas, cabe mencionar que toda su producción es más que notable y, en su conjunto, es lo que ha hecho que Ray Bradbury sea considerado actualmente como uno de los escritores más importantes e influyentes del siglo XX. 

Galardones

Aunque los premios o la falta de ellos no siempre se ajustan a la importancia histórica y a la calidad de un artista, en el palmarés del americano sí figuran una larga lista de galardones que recibió durante toda su carrera entre los que destacan varios Premios Bram Stoker, Locus, un Pulitzer y hasta un Emmy por su guion en la adaptación televisiva de su obra El árbol de las brujas. 

Como vemos, la figura de Ray Bradbury no se limitó al mundo literario. Llevó a cabo importantes incursiones en el cine y la televisión, destacando la oferta que aceptó en 1953 por parte de John Huston, uno de los mayores cineastas de la Historia del séptimo arte, para escribir el guion de su adaptación de Moby Dick, el clásico de Herman Melville protagonizado por el gran Gregory Peck, y participaciones en series de televisión como Alfred Hitchcock presenta y La dimensión desconocida. También llegó al público de masas a través de adaptaciones de sus trabajos donde destaca Fahrenheit 451, de François Truffaut.

Un autor que reivindicó siempre la condición humana y su potencial poder para mejorar de este modo la sociedad: «Que estés enamorado de los libros durante los próximos 20.000 días. Y de ese amor, rehace un mundo».