Un funeral en la calle porque la iglesia sigue cerrada

S.F.L.
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La constructora que realizó la rehabilitación del templo de Aguilar de Bureba no entregará las llaves del templo hasta que la Junta no recepcione las obras

El templo, declarado Bien de Interés Cultural, luce una nueva cara con las cubiertas y muros reformados.

Los vecinos de Aguilar de Bureba denuncian que la iglesia de la Asunción de Nuestra Señora continúa cerrada al público después de que las obras de rehabilitación de las cubiertas y muros laterales finalizaran hace cuatro meses. Tal es la situación que el pasado fin de semana se celebró un funeral en plena calle pese a las peticiones de los ciudadanos en la apertura del templo.

Según el presidente del convenio firmado para ejecutar la reforma, José Abel Varga, las llaves del inmueble se las llevó la empresa encargada de las tareas de reforma y no las entregan de nuevo al pueblo. Esto ha provocado que los residentes hayan presenciado una misa funeral en plena calle del centro del pueblo. «El antiguo alcalde falleció y no se pudo oficiar una misa en el interior del inmueble. Era una persona muy querida y respetada en el pueblo que ejerció como primer edil durante 24 años y como no tenemos posibilidad alguna de acceder dentro se tuvo que celebrar el funeral en la calle, algo que nos ha dado mucho coraje a todos»,  se lamenta Vargas.

En octubre de 2019 comenzaron con la mejora y desde entonces el templo permanece clausurado. Los habitantes consideran que ya ha pasado tiempo suficiente para que den el visto bueno y no comprenden cómo las instituciones hacen caso omiso a sus peticiones. El vecino comprende que mientras se han ejecutado las obras -que además se alargaron algo más de la cuenta como consecuencia de las malas condiciones climatológicas y de la COVID-19- el templo haya permanecido inutilizable. Sin embargo, «no tienen ningún sentido que desde finales de abril y desde que la situación sanitaria permitió salir de casa e ir a las iglesias, los ciudadanos de Aguilar no hayamos podido acudir a rezar ni tampoco organizar ningún acto religioso», añade.

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