«Me gustaría que la paciente tuviera voz. No nos escuchan»

ANGÉLICA GONZÁLEZ
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No estaba conforme con la forma de abordar el cáncer de mama en el HUBU, pidió una segunda opinión y se operó en otra ciudad. Almudena Calleja reivindica la palabra para las enfermas y pone en valor la figura de los cuidadores

«Me gustaría que la paciente tuviera voz. No nos escuchan» - Foto: Luis López Araico

Con treinta y cuatro recién cumplidos y ningún antecedente familiar a Almudena Calleja le diagnosticaron un cáncer de mama en el año 2015. No fue en una mamografía de control, porque no tenía la edad para entrar en el programa de prevención de la Junta, sino tras la revisión periódica de unos quistes líquidos que tenía y que le iban controlando cada cierto tiempo en un centro sanitario privado: «Tras la última revisión se encontraron dos nódulos y se vaciaron y me fui con la esperanza de volver al medio año, como siempre. Pero a los dos meses me noté otro bultito en otro sitio que, aparentemente, era igual que los otros. Me molestaba y no estaba tan suelto, por lo que volví a llamar al ginecólogo, me citó, me hicieron unas pruebas que en teoría eran normales pero como seguía creciendo me lo quitaron allí y al analizarlo se vio que era un carcinoma ductal».

Lo que más duro le resultó en aquel momento, recuerda, fue cómo decírselo a la familia, que ya había pasado por el diagnóstico de un cáncer digestivo y otro de pulmón del padre: «El primer impacto que sufrí yo creo que no fue tan tremendo como el de otras personas porque sabía perfectamente, por mi trabajo, qué era lo que me esperaba, y tenía todo tipo de información. Por eso, lo peor y lo más complicado fue llegar a casa y contarlo porque no hay atención psicológica, una importante ausencia no solo en los procesos oncológicos sino en cualquier otro del hospital, donde de todos los servicios puedes salir con un susto. Estaría muy bien contar con él para el primer impacto y para que te aconsejaran sobre cómo comunicarlo».

Almudena, que es técnica de radiodiagnóstico y radioterapia, profesión que ahora ejerce en el servicio de Oncología Radioterápica del HUBU pero que antes desempeñó en el Centro de Investigación Biomédica de La Rioja (CIBIR) y en la Clínica Dexeus Mujer, de Barcelona, reflexiona sobre el hecho de que su cáncer se encontró porque estaba yendo a revisiones a un centro privado: «El sistema público funciona por protocolos y a mí no me hubieran hecho nada, no hubiera habido ninguna opción por ser menor de 35 y no tener antecedentes».
En cualquier caso, y tras conocer el diagnóstico, fue derivada al HUBU, donde le vuelven a hacer todo tipo de pruebas pero no la cirugía: «La opción que barajan aquí siempre es una mastectomía y yo no estaba de acuerdo. Me fui a Barcelona, al centro donde había trabajado, a pedir una segunda opinión y ya me lo hice todo allí».  Y es que Almudena es bastante crítica con cómo se hacen en Burgos las cosas (...).