El San Pablo es un equipo novato, pero lo dirige un campeón. Joan Peñarroya ya sabe lo que es ganar una Copa del Rey. Lo logró el 25 de febrero de 1996 como jugador del TDK Manresa. Contra todo pronóstico, el club modesto se impuso (94-92) al todopoderoso Barcelona con un triple de Creus en el último minuto de la prórroga. «Fue histórico», recuerda con nostalgia el entrenador del San Pablo, que intentará repetir la hazaña desde el banquillo azulón un cuarto de siglo después.

El título del Manresa se convirtió en una enorme sorpresa en el deporte nacional y todavía hoy, 25 años más tarde, se recuerda como una de las grandes gestas del baloncesto. Así comenzó la leyenda de que la Copa está abierta a las sorpresas. «No había pasado nunca que un club tan humilde ganara una competición tan importante. Fue un shock», dice Peñarroya.

La afición del Manresa se echó a la calles y la pequeña localidad catalana, a menos de 60 kilómetros de la Ciudad Condal, vivió días inolvidables tanto para la afición como para los propios jugadores. «Íbamos con los coches descapotables por las calles y todo estaba lleno de gente. El baloncesto siempre ha sido el deporte bandera de la ciudad. Fue muy chulo», rememora.

(El reportaje completo y toda la información sobre los partidos de hoy, en la edición de papel de Diario de Burgos)