Algunos incendios pasan desapercibidos porque apenas causan desperfectos o porque la rápida actuación de los Bomberos los dejan prácticamente en un susto. Sin embargo, un golpe de viento o simplemente de mala suerte pueden convertir un fuego aislado en una tragedia. Prácticamente todo el año, pero especialmente en verano, los efectivos del servicio municipal de extinción tienen que acudir a determinados edificios que, pese a estar abandonados, son focos constantes de siniestros por sus características: lugares en ruina en los que se acumula mucha basura y donde suelen acudir okupas y grupos de chavales.

Dos de estos inmuebles, cada uno en una punta de la ciudad, son los que más trabajo están dando en las últimas semanas a los Bomberos. Uno es la antigua fábrica de Piedras y Mármoles, en la salida hacia la A-1 por la zona sur. Precisamente en este solar que llevaba bloqueado 13 años (en 2008 pasó al banco malo) se construirán unas 200 viviendas. Será la solución perfecta para que a su interior dejen de acceder grupos de chavales a haber botellón y pintadas. Delatan estas actividades la gran cantidad de botellas de cristal y plástico, así como las paredes llenas de grafitis.

(Más información, en la edición de papel de hoy de Diario de Burgos)