El último director de cine clásico

Juana Samanes
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Clint Eastwood, que acaba de cumplir 90 años, ha obtenido dos veces la estatuilla a Mejor realizador por 'Sin perdón' y 'Million Dollar Baby'

El exalcalde de Carmel asegura que todavía se emociona en los rodajes.

El gran actor Gregory Peck siempre afirmó que le gustaría ser recordado por su personaje de Atticus Finch en Matar a un ruiseñor. Desconozco qué respondería a esa pregunta el gran Clint Eastwood, que recientemente cumplió 90 años. Lo que tengo claro es que uno de los papeles que destacaría de su carrera es el del inolvidable protagonista de Gran Torino, Walt Kowalski, un hombre valiente, con un gran carácter, defensor de causas justas y libre, algo en lo que se asemeja mucho el propio intérprete. Puesto que si actualmente en Hollywood hay alguien alejado de lo políticamente correcto y capaz de manifestar sin cortapisas lo que piensa, es esta estrella natural de San Francisco (EEUU). 

Nada parecía augurar, a mediados de los 60, que el atractivo actor elegido por el italiano Sergio Leone para encarnar al vaquero El hombre sin nombre en su famosa trilogía de spaguetti western o, lo que es lo mismo, Clint Eastwood, se convertiría con el paso de los años en uno de los mejores directores de la Historia del cine.  Si sus primeros pasos en el séptimo arte fueron como intérprete, ya en 1971 decidió que esa faceta quería compaginarla con su trabajo detrás de la cámara como realizador. 

Para ello fundó una productora, que llamó Malpaso Productions, y rodó su primer filme como director: Escalofrío en la noche, un thriller mediano sobre un locutor acosado por un oyente. 

Tras dos décadas filmando películas estimables, fue a partir de los 90 cuando se consagró como un cineasta clásico y de gran éxito en todo el mundo, claramente heredero del genial John Ford debido a su forma de rodar, sin movimientos de cámara enloquecidos y narrando historias profundas donde sus protagonistas se enfrentan a retos morales con un estilo propio. 

Lo hizo con igual maestría afrontado diversos géneros en películas como Sin perdón, Los puentes de Madison o Mystic River, algunas de las propuestas imprescindibles de esos años. 

La Academia Estadounidense de las Artes y la Ciencias Cinematográficas le ha premiado por su valía como director primero con Sin perdón (1992) y luego con Million Dollar Baby, en 2004, que también obtuvieron la estatuilla a Mejor Película.

Fatalidad

Nunca ha sido la alegría de la huerta como cineasta, porque a la mayoría de los personajes que interpreta en sus filmes les persigue la fatalidad. Pero cuando ha querido imprimir humor negro, lo ha conseguido con creces, aunque su fuerte son las frases memorables, como las que pronunciaba el mencionado Walt Kowalski en la película inolvidable Gran Torino: «¿Quieres saber qué se siente al matar un hombre? Pues algo horrible, maldita sea. Lo único peor es que te den una medalla al valor por matar a un pobre crío que lo único que quería era rendirse».

Lo confieso; para mí es el perfecto héroe americano.