1.450 personas recurren al año a la medicina estética

Ángelica González
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Se trata de una práctica en crecimiento, utilizada fundamentalmente por mujeres y sobre la que pesa aún un gran tabú. Aumento y elevación de pecho, operaciones de párpados, nariz y abdomen son los procesos más frecuentes en cirugía

Conocer a ciencia cierta cuántas personas en Burgos recurren a la cirugía y a la medicina estéticas para reformar alguna parte de su cuerpo con la que no están conformes o que pretenden mejorar no es tarea fácil. Se trata de prácticas no contempladas por la sanidad pública, que se realizan en clínicas y centros privados y sobre las cuales no hay una estadística más allá de los datos que cada profesional tenga sobre su propia actividad. Sí se puede hacer una cierta aproximación a esta realidad a través de los que tienen un mayor volumen de trabajo en la ciudad y que cuentan con todos los respaldos científicos y legales para realizar unas intervenciones que, según estos expertos, cada vez van a más. Así las cosas, puede decirse que -según las estimaciones aproximadas hechas por los médicos consultados- alrededor de unos 1.450 burgaleses pasan todos los años o bien por el quirófano (del Hospital Recoletas, que es donde se hace la mayoría de las operaciones, y en menor medida de San Juan de Dios) o bien por las salas de medicina estética que hay en la ciudad. El grueso de todos ellos -un millar- apuesta por la medicina estética, es decir, por tratamientos mínimamente invasivos, realizados algunos de ellos con cirugía menor y anestesia local por un médico, mientras que el resto -450- pasan por el quirófano para recibir cirugía mayor, en muchos casos con anestesia general y a manos de un especialista en Cirugía Plástica, Reparadora y Estética.

Se trata de un mercado en franca expansión al calor del cual han crecido exponencialmente los establecimientos que prometen intervenciones para rejuvenecer o embellecer. Con solo poner en un buscador de internet las palabras ‘cirugía estética Burgos’ aparecen 33 resultados entre los que se pueden encontrar desde clínicas y centros médicos con profesionales acreditados hasta peluquerías y establecimientos de estética que ofrecen depilación láser. Miguel Ángel Álvarez, cirujano general de formación y médico estético en el centro Summum reconoce que la oferta es confusa y, a su juicio, escasa: «En otras ciudades se pueden encontrar muchos más centros médicos con sus profesionales colegiados y sus títulos correspondientes. Aquí son contados con los dedos de la mano los que están acreditados».

En este sentido, fuentes del Colegio Oficial de Médicos confirmaron que tienen registrados nueve profesionales como especialistas en Cirugía Plástica, Reparadora y Estética -que en España son los únicos acreditados para realizar procedimientos de cirugía estética- y 4 médicos que tienen un máster que habilita de forma específica para hacer medicina estética. También se aconseja a quienes precisen estos servicios que acudan a las páginas web de las sociedades científicas. La Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (Secpre)tiene un buscador de profesionales por provincias, al igual que la Asociación Española de Cirugía Estética Plástica. En la de la Sociedad Española de Medicina Estética hay un amplio apartado destinado a explicar a los pacientes qué es esta medicina, cuáles son las técnicas y tratamientos que utiliza y qué se tiene que tener en cuenta a la hora de someterse a uno de ellos. 

Con estas prevenciones no debería ser fácil caer en manos de alguien no experto y no acreditado aunque en Burgos y en los últimos años no se han conocido casos de intrusismo. A lo que sí se han enfrentado en algunas ocasiones los médicos consultados es a tener que resolver  auténticas ‘chapuzas’ realizadas en otras ciudades e incluso en otros países y que estaban alterando la salud y hasta la vida de los pacientes.

El cirujano plástico Pedro Terán hace 17 años que está al frente de una de las clínicas burgalesas con más volumen de trabajo -que lleva su nombre y el de la también cirujana  Francesca Zavalloni- y explica que la estética es una cirugía «de mejora y de salud»: «Mucha gente quiere mejorar y su forma de hacerlo es a través de la cirugía estética, que le va a hacer sentirse mejor y aumentar su autoestima, lo que va a redundar en su salud. Obviamente estas intervenciones no son de una necesidad vital pero está muy claro que son muchas las personas a las que les cambian la vida».

Los procesos quirúrgicos que más frecuentemente se realizan en Burgos son el aumento y la elevación de los senos -es algo menos frecuente la reducción-, rinoplastias (operación de nariz), blefaroplastias (intervención destinada al levantamiento y mejora de los párpados), abdominoplastias y liposucciones. En cuanto a la medicina estética, son muchos los procedimientos que se ofertan, pero la estrella indiscutible es la toxina botulínica -más conocida como bótox ya que fue el primer nombre con el que se comercializó- que provoca una parálisis muscular utilizada para borrar las arrugas de expresión. Esta actividad también incluye la colocación de hilos tensores que se introducen dentro de la piel para recolocar tejidos que se han caído;relleno de labios con ácido hialurónico, producto que también se usa en pómulos y ojeras; tratamientos corporales de grasa localizada y otras intervenciones como el rejuvenecimiento del lóbulo de la oreja y de las manos o rinoplastia sin cirugía. Todas estas prácticas no son permanentes sino que al cabo de un tiempo -año o año y medio en muchos casos- hay que repetirlas para seguir teniendo el efecto deseado.

«El bótox solo puede ponerlo un médico acreditado y con la formación oportuna, y es necesario que la persona que vaya a hacerse un tratamiento se asegure de que esto así sea», advierte Pilar Sanmartín, médica de la clínica Nueva Vida, quien afirma que alrededor de estas intervenciones ha existido -y aún perdura- un importante tabú social que, según su experiencia, va desapareciendo poco a poco. La cirujana plástica Elena Ruiz, de la Clínica Dr. César Casado -que junto con la de Terán es la que mayor actividad tiene- hace hincapié en este aspecto y afirma que aún son muchos los burgaleses que prefieren acudir a otras ciudades antes de que se sepa que ha pasado por el quirófano: «Se nos dan casos de personas que se operan en nuestro centro de Madrid aunque les hagamos el seguimiento aquí. En otras partes existe una mayor naturalidad a la hora de abordar estos procesos».

Tiene que ver esta actitud -que parece que va en remisión- con el tipo de ciudad que es Burgos, aún pequeña y en la que, de alguna manera, todo el mundo se conoce, y con la consideración que tienen todavía la cirugía y la medicina estéticas de prácticas frívolas, algo que niegan todos los especialistas consultados, que defienden el derecho de todas las personas a sentirse mejor consigo mismas. Estos profesionales, además, advierten de que no aceptan todos los planteamientos que realizan los pacientes cuando se sientan en sus consultas: «Hay personas a las que es necesario excluir porque no tienen unas expectativas reales con la cirugía», indica Terán. Álvarez, por su parte, afirma que aquellos que llegan a la consulta pidiendo parecerse a personajes famosos también deben ser descartados: «Es necesario que haya un equilibrio psicológico en el paciente porque algunos buscan en la medicina estética una vía de escape para otros problemas y en estos casos debe desaconsejarse». Elena Ruiz opina que el buen paciente es aquel que sabe lo que quiere y se hace una imagen real del resultado que va a obtener y no aquel «que nos pide una nariz como la de Brad Pitt».

Y aunque se esté hablando de  esta parte de la medicina en el masculino genérico que indica la Real Academia, la inmensa mayoría de pacientes que acuden a ponerse en las manos de estos especialistas para reformar alguna parte de su cuerpo son mujeres. Hasta del 90%, según la experiencia de Álvarez, Terán y Ruiz y un 70%, en el caso de Sanmartín. Los cuatro, no obstante, están observando un repunte -lento pero seguro- de los varones que dan el paso y se ponen en manos de profesionales para, sobre todo, arreglarse los párpados pero también para terminar con sus arrugas de expresión o quitarse el exceso de grasa en algunas zonas de su cuerpo. (Más información en edición impresa)