El Burgos CF cerró ayer el período de renovaciones con más de 3.750 abonados, lo que significa que el 85% de la masa social de la temporada pasada continuará. El objetivo de los 10.000 socios parece lejano, pero en el club siguen confiando en seducir a los burgaleses para que El Plantío se convierta una caldera.
La primera fase de la campaña llegó a su fin y el resto de la semana se dedicará a atender a aquellos socios que quieran cambiar sus asientos o que estén obligados a ello. El turno de las nuevas altas no llegará hasta el próximo lunes, cuando se espera que la ilusión despertada por el ascenso a Segunda División convenza a miles de aficionados.
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