El fin de la peseta multiplica consultas a los numismáticos

G. ARCE
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El 31 de diciembre finaliza el plazo para el canje de la antigua moneda por euros y muchos propietarios burgaleses se preguntan si en casa tienen un tesoro en ciernes o simple calderilla

El fin de la peseta multiplica consultas a los numismáticos - Foto: Luis López Araico

Guardadas como oro en paño en el fondo del cajón de la cómoda, en el tarro de cristal de la cocina, en una vieja caja de puros, en la cartera que fue del abuelo o entre las páginas de un libro, quién sabe, miles y miles de monedas y billetes de peseta aguardan a que el tiempo les dé más valor del poco que tienen o a que el olvido haga de ellos una valiosa reliquia para generaciones muy futuras. Nadie sabe cuánto queda exactamente, el Banco de España asegura que, a cuatro meses para que finalice el plazo de canje, restan por cambiar el equivalente a más de 1.602 millones de euros en el conjunto del país y eso son todavía muchas pesetas, concretamente, 226.550 millones.

Nada dice la autoridad monetaria sobre lo que puede atesorar Burgos a este respecto por lo que, puestos a especular, y teniendo en cuenta el peso de la población y del PIBprovincial con respecto al nacional, que oscila entre un 0,75% y un 0,86%, bien puede haber en nuestras casas y negocios monedas y billetes por valor al cambio de entre 12 y 13 millones de euros y eso también sería mucho dinero en juego (para los propietarios y para el Banco de España) con fecha de caducidad próxima.

Lo único constatable a día de hoy es que los numismáticos profesionales activos en Burgos no dejan de recibir consultas desde toda España de propietarios movidos por la ilusión de tener un potencial tesoro en casa. La mayoría, a tenor de las palabras de Martín Ramos, experto en el tema, seguirán siendo eternos aspirantes a ricos y, es más, a muchos ni les compensará solicitar cita previa en el Banco de España, acudir a las sedes de Valladolid o Madrid y aguardar colas, porque en el canje solo se considera el valor facial (un euro son 166,36 pesetas) y no se tiene en cuenta ni la antigüedad, ni el estado de las piezas, ni si esconden alguna rareza que las haga únicas. Es decir, que el tarro de la cocina pueden suponer media docena de euros, lo que no cubre ni viaje, ni espera(ni el café).

(Más información, en la edición de papel de hoy de Diario de Burgos)